El president catalán, José Montilla, está estos días de mudanza. En su casa adosada de Sant Joan d’Espí, cerca de Barcelona, hacen obras. Por este motivo se ha acomodado en el palacio en el que tradicionamente vivian los presidentes de la Generalitat: “la casa dels Canonges”. Se trata de un caserón adosado a la Generalitat en el que ni Pujol ni Maragall quisieron vivir.
Ahora se han realizado unas ligeras mejoras para hacer que esta residencia temporal se adapte a una situación nueva: Montilla es padre de trillizos de corta edad, además de tener dos hijos del primer matrimonio ya emancipados. El vetusto palacio oirá quizás por vez primera risas de niños, y esto es ya una buena notícia.
Pero no es el único con contratiempos 'caseros'. La flamante nueva ministra de Vivienda, Carme Chacón ha revelado el mismo día de su toma de posesión que ella conoce muy bien el problema de la vivenda porque “suscribí una hipoteca hacia los 30 años y la estaré pagando hasta que tenga que pagar la residencia geriátrica”.
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