Nieta recuperada
Gran pesar por el fallecimiento de Virginia Ogando
miércoles 17 de agosto de 2011, 07:13h
La Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo comunicó su "más profundo dolor" por el fallecimiento de una de sus nietas recuperadas, Virginia Ogando, y expresó su acompañamiento a su abuela, Delia Giavanola, quien fue una de las doce fundadoras de la agrupación.
"Las Abuelas manifestamos nuestro más profundo dolor por la muerte de una de nuestras nietas, Virginia Ogando, quien buscaba a su hermano nacido durante el cautiverio de su madre", informó un comunicado de la asociación, que además manifestó su acompañamiento a la abuela de Virginia y a toda su familia.
Junto con su abuela, Virginia buscó incansablemente a su hermano Martín desde el Banco de la Provincia de Buenos Aires, donde trabajó su padre, y organizó campañas de difusión para encontrarlo por medio de Internet y redes sociales multiplicó sus esfuerzos para reforzar la búsqueda que realiza Abuelas.
"Su temprana partida nos ha generado una impotencia infinita y una herida en el alma imposible de sanar", lamenta el comunicado, que invita a "recordarla con su cálida sonrisa, tan linda como la de su mamá, y sus ojos hermosos como los de su papá; nos queda cumplir con su deseo de encontrar a Martín", concluye la carta abierta.
Por su parte el secretario de Derechos Humanos Eduardo Duhalde expresó su "profundo dolor" por la decisión de Virginia Ogando, hija de padres desaparecidos, de poner fin a su vida.
Señaló la joven no pudo superar las "huellas imborrables" del terrorismo de Estado y que "su muerte es también un crimen imputable a los genocidas".
Virginia Ogando tenía tres años cuando secuestraron a su madre, Stella Maris Montesano de Ogando, embarazada de ocho meses, de la que hay constancias de que estuvo en el Centro Clandestino Pozo de Banfield.
A través de un comunicado, Eduardo Luis Duhalde señaló que "a pesar de su voluntad de hacer y de su compromiso militante, Virginia no pudo superar las profundas secuelas traumáticas de su historia personal, teniendo en cuenta el horror inimaginable a que fueron sometidos quienes fueron detenidos-desaparecidos, y el no hallazgo del hermano que buscó afanosamente".
"Ni el afecto de su abuela y demás familiares, compañeros y amigos, ni la asistencia psicológica, pudieron en su caso contra las huellas imborrables de aquel descenso a los infiernos del terrorismo de Estado", dijo el funcionario y añadió que "su muerte es también un crimen imputable a los genocidas".