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Gran momento del torero catalá

Barcelona: Serafín Marín, de nuevo profeta en su tierra al repetir salida a hombros

lunes 27 de junio de 2011, 12:47h
Antes  de la corrida hubo una manifestación de unos cientos de aficionados con pancartas en los alrededores de la plaza. Una rezaba: “No hay dinero para sanidad , educación y cultura, y sí para prohibir los toros”. Volvía Serafín Marín a su plaza, el público le obligó a saludar tras romper el paseillo, y demostró su gran momento, con una nueva salida por la Puerta Grande.
Serafín  se lució en ambos toros con el capote, abriendo el compás y cargando la suerte, además de rematar con garbo. No perdonó ni un quite, destacando el realizado al segundo de la tarde, con ceñidas chicuelitas. Comenzó con estatuarios su labor al primero de su lote, para embarcarlo luego en tandas largas, asentadas las zapatillas en la arena, y llevando con suavidad al toro. Éste se fue quedando corto, y todavía el espigado diestro catalán le arrancó una meritoria tanda con la zurda. Manoletinas de remate y una oreja. El sexto de la tarde se arrancó de lejos y Serafín lo supo entender, llevándolo enganchado en la muleta, y ligando los pases, aunque el toro tropezara las telas en algún momento. Hubo pausas entre las tandas, y sin ser un triunfo completo, dejó patente su excelente momento. Otra oreja en su esportón.     Rivera Ordóñez “Paquirri” lanceó bien a su primero, bajando los brazos. Anduvo discreto en el tercio de banderilllas. Y en el último tercio, toreó algo  despegado, en una labor voluntariosa pero un tanto insulsa. No se confió por el pitón izquierdo, y cuando el toro fue perdiendo fuelle, echó mano de los desplantes y recursos cara a la galería. Anduvo bien y se lució en el tercio de banderillas al quinto, que había sido muy castigado. Cuando cogió la muleta el toro apenas se movía y Rivera le instrumentó una labor porfiona en tablas, a favor de querencia, con pases de uno en uno.     Finito de Córdoba tuvo una actuación triste, como su vestido, negro con bordados en azabache. Anduvo desconfiado en su primero, que no humillaba pero se podía torear. Lo toreó a distancia y sólo anotar en su haber dos buenos trincherazos. Puso algo más de alma en el cuarto, pero tampoco se sintió a gusto, y se dejó enganchar las telas. El saludo capotero en este ejemplar fue bonito.     Barcelona.. Un cuarto de entrada. Toros de Juan Manuel Criado: todos flojos, destacando la nobleza de tercero y sexto; el resto, entre mansurrones y manejables.     Finito de Córdoba: pitos en ambos;  Rivera Ordóñez “Paquirri”: ovación desde el tercio en ambos; Serafín Marín: oreja en ambos.
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