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El hurón: En defensa de los funcionarios

El hurón: En defensa de los funcionarios

jueves 02 de junio de 2011, 23:12h
Pista, pista. Viene Gumer a calzón quitado, con la boca abierta y las palabras cayéndosele por la comisura de los labios. Todavía recuerda los viejos tiempos en la trinchera y piensa que necesita la primera página para él solito. Suelta, hijo, suelta. Y Gumer se arriesga a que nos vapuleen una semana más. Es lo que tiene nadar contracorriente. Lo facilón, me dice, es poner a parir a los funcionarios, que llevan colgado el sambenito de vagos desde tiempos inmemoriales. Mentira cochina. E injustificada. Por supuesto que en un colectivo que supera los tres millones, hay detó, bajos, altos, guapos, feos, fajadores o expertos en el arte del escaqueo. ¿Y en la actividad privada no? Dejémonos de coñas, porque tenemos excelentes y eficientes profesionales al servicio de lo público.   Todos somos muy exigentes y queremos ser los primeros. No aguantamos una espera, no les respetamos como se merecen y les hemos adornado con un montón de historias irreales. Pues claro que salen a tomar café… como cualquier hijo de vecino. ¡Faltaría más!. Me cuesta trabajo digerir que un alumno ofenda a un profesor, que un médico o una enfermera sean insultados por un paciente, que un servidor público que está en una ventanilla reciba una mala contestación. No hay derecho. “Hay que ver qué raritos sois los humanos”, apuntilla el hurón.   Los políticos y los sindicatos, prosigue, con sus enchufismos y sus mangoneos, son los que más daño han hecho al colectivo. El dedazo de los unos y de los otros  ha ensuciado la nómina de las administraciones. Los han metido a paladas y aquí es dónde se encuentra el verdadero lastre funcionarial. Sobran, desde luego, los que han entrado por la puerta trasera (que son legión), impidiendo la llegada de otros opositores con méritos mayores. Es un insulto, una ofensa, para los muchos jóvenes que aspiraron un día a ganarse un puesto de trabajo por méritos propios. Y una carga insoportable para las enflaquecidas arcas del Estado. La lista negra de estos ”okupas”, de las que no son ajenas las organizaciones sindicales -¡ni muchísimo menos!- causaría verdadera sensación. ¿Cuántos “funci” hay, por ejemplo en Castilla y León? Los últimos datos hablaban de unos 175.000, es decir, un funcionario por cada quince habitantes. El 16,6% del total de los castellano-leoneses. ¿Y cuántos sobran, me lo puede decir alguien?. Calculando a partir del dato de la media nacional -un 13,8% de los españoles es empleado público- nos sobran unos tres puntos porcentuales. Y eso sin pensar que el número de funcionarios en España ya es elevado. "Los funcionarios -finaliza Gumer- están a vuestro servicio, pero los que andáis a dos patitas, también tenéis la obligación de colaborar, no entorpeciendo su trabajo. Tú, jefe, has  trabajado en las dos trincheras, la pública y la privada, y sabes bien que nada diferencia a un colectivo de otro. En los dos hay garbanzos negros y en los dos, magníficos profesionales. Además, ¿saben lo que les digo?.. .pues que cuanto mejor sea el equipo público que tengamos los españoles, mejor irán las cosas. No estaría mal que las Administraciones potenciaran su imagen. Y que sacaran del congelador sus mutilados sueldos. Otro gallo nos cantaría. A los funcionarios les falta ilusión y les sobran jefes incompetentes”. Aunque sea por una sola vez estoy de acuerdo con el bichejo.  Félix Lázaro. Periodista. Nota de Gumer.- El jefe no me ha dejado firmar el artículo, porque mi análisis era mucho más duro, o más realista, como ustedes quieran. En el fondo, el lápiz rojo sigue afilado. ¡Intrusos fuera!
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