Con el PP somos 110.000 menos
miércoles 11 de mayo de 2011, 23:52h
En las campañas electorales todo es posible. Los candidatos de los partidos políticos no dudan en exagerar y predicar lo que sea con tal de que el mensaje sea positivo. Hay que comprenderlos porque para hablar mal ya están los adversarios. Pero hay veces que se pasan. Que el PP salga ahora sacando pecho con el asunto de la población en Castilla y León es de aurora boreal. Juan Vicente Herrera siempre ha dicho que la despoblación es un mito, vamos, que no es cierto. Se conoce que no va por los pueblos y se cree que todo el campo y el mundo rural es el Camino de Santiago donde anda más gente que por la Gran Vía madrileña. Herrera ha defendido que la Comunidad ha ganado 35.000 jóvenes en lo que va de siglo (el XXI) y que desde 2007 hay 27.000 habitantes más. El PSOE, y Óscar López, dicen que en los últimos diez años han abandonado la Comunidad 60.000 jóvenes.
En El Mentidero se va más allá de esta polémica que se limita a la última década en la que los inmigrantes han generado un espejismo, o sea, han engordado las cifras sin que ahora con la crisis sepamos realmente hasta dónde se han adelgazado o se están adelgazando. Por eso hemos tirado de un análisis más ambicioso y hemos buscado la cifra de los habitantes de Castilla y León en 1986, o sea, el año antes de que empezara a gobernar el PP de Aznar. Ese año Castilla y León contaba con 2.600.330 habitantes, según los datos del Anuario de Ámbito, una publicación que era muy rigurosa. Y España tenía 38.891.313. Hoy Castilla y León, a fecha 17 de enero de 2011, cuenta con 2.490.000 , según leemos en la página web de RTVCyL que dice que “la población de Castilla y León se estanca” en esa cifra. En definitiva que con los gobiernos populares de Aznar, Posada, Lucas y Herrera (24 años) Castilla y León ha perdido 110.000 habitantes. Si calculamos que España en ese tiempo ha aumentado en 9.000.000 - 47.150.819 – podemos deducir sin equivocarnos que lo de aquí es un desastre sin paliativos. Las cifras cantan, es decir, las opiniones son libres, pero los datos son sagrados.
A lo mejor es que en Castilla y León desde lo de la Agenda de la Población cuentan también las pernoctaciones turísticas. Y si a todo esto añadimos que la pirámide poblacional es más chata, o sea, más envejecida, llegaremos a otra conclusión: que el problema es suficientemente grave como para que sólo sirva de debate virtual de una campaña.