En su informe a sus colegas, el ministro argentino, Julio Alak, denunció que “hay más de cuatro millones de víctimas en todo el mundo de la trata de personas, sometidas a prácticas esclavistas, como trabajos forzados, reducción a servidumbre y explotación sexual”.
Además de impulsar la lucha contra este tipo de delincuencia transnacional, los ministros constataron la especial gravedad de la explotación de mujeres, y solicitaron a la Secretaría General de COMJIB la elaboración de un plan a escala iberoamericana para proteger a las víctimas de tales delitos. Entre las medidas que se incluirán seguramente en dicho proyecto figura la de facilitar la repatriación a su país de estas mujeres, y su consiguiente reinserción en la sociedad de la que fueron arrancadas con engaños o a la fuerza.
Los ministros Francisco Caamaño (España), Alberto Martins (Portugal), Julio Alak (Argentina) y José Eduardo Cardozo (Brasil), así como el secretario general de COMJIB convinieron en que el problema de la delincuencia organizada transnacional debe enfrentarse de manera coordinada, bajo un enfoque general y equilibrado, con pleno respeto a la soberanía e integridad territorial de cada Estado, pero con métodos eficaces que impidan a las mafias delictivas transnacionales seguir reduciendo a sus víctimas a condiciones degradantes.