Precisamente el fiscal jefe de la Corte es el argentino
Luis Moreno Ocampo, quien conoce perfectamente a
Baltasar Garzón, y es quien identificará a los sospechosos de haber cometido crímenes de guerra en las actuales revueltas populares de Libia. El Consejo de Seguridad de la ONU ya le ha remitido el caso esta semana.
Moreno Ocampo abrirá una investigación para determinar si hay "base suficiente" para considerar que los presuntos crímenes cometidos se ajustan a la jurisdicción de la Corte. Ahí es donde entraría Garzón, quien asesoraría al tribunal valiéndose de su experiencia en el pasado, cuando quiso juzgar al ex dictador chileno
Augusto Pinochet por crímenes humanitarios tras su golpe de Estado en 1973, todo antes de su muerte, producida en 2006.
También Garzón investigó los crímenes cometidos durante la dictadura militar de Argentina en los tiempos de
Jorge Rafael Videla entre 1976 y 1981, y más recientemente repitió experiencia con la dictadura de
Francisco Franco en nuestro país, lo que a la postre le valió una demanda por prevaricación y su final en la Audiencia Nacional.
El juez Garzón sería, eso sí, sólo uno de los varios asesores de la investigación. Sin embargo su importancia en este rol está fuera de toda duda: Moreno Ocampo le considera fundamental y ha dicho que "tiene una enorme experiencia en este tipo de crímenes".
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