Vivimos en un país extraordinario, pero raro: difícilmente encontraríamos otra nación (salvo Berlusconia) en la que la persona con más probabilidades de ser presidente del gobierno en las siguientes elecciones reconociera públicamente y en la misma semana que no entiende su letra, que no colabora con las tareas domésticas y que no puede enseñarles matemáticas a sus hijos... de 12 y 9 años.
Resulta sorprendente querer presidir el gobierno del país cuando se reconoce que no se entienden ni se saben las matemáticas de 2º de la ESO. Se las van a meter dobladas, Sr
. Rajoy, en muchas áreas, sobre todo en economía porque la matemática financiera, a pesar de no ser especialmente compleja, es francamente más difícil que la asignatura de los 12 años ante la que tan incapaz se siente.
¿Cómo sabrá ud. si los Presupuestos Generales del Estado son adecuados, si se ha ahorrado cuanto se puede ahorrar para adelgazar la administración, como propugna su partido? ¿Cómo podrá valorar si el nivel de inversión es el necesario para despegar el crecimiento y crear empleo? ¿Se da ud. cuenta de que tendrá que fiarse de lo que le digan sus asesores y/o ministros sin poder comprobar si lo que le están diciendo es verdad, media verdad o simplemente mentira?
El sistema finaciero y el proceso del dinero son la parte más importante de la vida que nos ha tocado vivir. Si ud. no es capaz de entender las ratios financieras, los encajes bancarios, la deuda como generadora de dinero, el ahorro de las familias o los costes a precios de mercado; si ud. no sabe calcular los diferenciales entre el VAN (Valor actual neto) y la TIR (Tasa Interna de Retorno); si ud. no es capaz de distinguir las "sutilezas" entre las Rentas Fijas y las Rentas Crecientes; si ud. no sabe qué sea el EBITDA o cómo funcionan los Cash Flows o qué impacto van a tener sus decisiones sobre la cotización del IBEX; si ud. no distingue la Acidez de la Liquidez o simplemente no es capaz de calcular el Fondo de Maniobra en un balance... cómo espera pilotar esta nación.
Me dirá ud. que tiene a
Montoro, a
Pizarro -si es que puede rescatarle del ostracismo al que le condenó no sin cierta ignominia por su parte- y al Sursum Corda, pero nunca podrá estar seguro de que no le están engañando, de que las propuestas, sugerencias o consejos que le hacen no obedecen a intereses ocultos o espurios pues al fin es ud. el que está al mando, es ud. el que da la cara y pide a la gente que le hagamos presidente del gobierno. Ellos pueden darse el lujo de atender a otros amos puesto que saben que ud. no puede pillarles en falta.
No, lo siento, es inadmisible. ¿Qué nos dirá cuando sus decisiones sean inoperantes o, peor, deletéreas? ¿Que se fiaba de ellos, que confió en ellos, que ellos le engañaron? No sea niño, no nos tome por niños y, sobre todo, póngale remedio desde ya: faltan 15 meses para las próximas elecciones generales. Si pudo ud. sacar la oposición a la primera y con la mejor nota no hay excusa alguna -salvo la indolencia o la mediocridad- para que no se ponga ahora mismo manos a la obra. Llame al IESE, llame al IE, llame a ESADE, paséese por una facultad de economía cualquiera y pregunte por un profe paciente y capaz. Verá que hay miles.
¿Ah es que ud. es de letras? Pues mire, yo también. Y casi todos los matemáticos que filósofos han sido. Y como excusa es francamente mala ya que solo es un reconocimiento tibio de la pereza propia. Póngase las pilas, futuro señor presidente, que solo con la ministra Pajín hemos tenido estupidez para tres siglos. Hágalo por ud. por sus hijos y por el país al que dice servir y que aspira a gobernar. Y otro día le contaré los secretos de "Cómo hacer la cama sin necesidad de martillo y clavos", "El aspirador, ese gran desconocido", "Cocinar no es una ciencia esotérica", "Poner la lavadora, algo que ud. puede hacer con poco esfuerzo" y hasta le puedo facilitar el prospecto de la escoba, posología incluida, y el manual de instrucciones del estropajo.