Hace casi tres años, en abril de 2008 cuando no llovía como ahora, escribí que “se intuye que la sucesora de
Zapatero, sobre todo si decide no acudir a las próximas elecciones, está en el Gobierno. Zapatero no le ha dado el puesto más importante ni el de mayor dificultad en la gestión, sino el más llamativo. Hay otras razones que apoyan el papel espectacular de Chacón. Si la nueva ministra de Defensa no se equivoca mucho -y tiene que actuar dentro y fuera de España, ojo-, podría ser la candidata de Zapatero, no necesariamente la del PSOE. Una mujer candidata sería la última bomba de Zapatero para pasar a la historia. Eso y llegar al final, negociado o no, de ETA, a lo que no renuncia”. Mil días después, la futurible ha dejado caer en público que no se descarta como candidata “si Zapatero decide no presentarse, porque si se presenta, le apoyaré”.
Camen Chacón que se mostró entusiasta partidaria de las primarias para elegir a los candidatos, señaló que “una cosa es desearlo y otra que los militantes quieran”. No dijo “yo quiero”, no podría ser de otra manera, pero reiteró la sonrisa y es la primera vez que acepta hablar de eso, además, en un acto público y con una altísima temperatura política. En los desayunos de Europa Press no se cabía. Había casi más ministros por metro cuadrado que en un Pleno del Congreso. Y hasta reapareció
María Teresa Fernández de la Vega para hacer una loa sin límites de Chacón. ¿Casualidad? La ex vicepresidenta no da puntada sin hilo.
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La última pregunta fue absurda, pero evidente: “¿está preparada España para tener una presidenta catalana?” La respuesta, de Chacón y de cualquier persona con escaso sentido común era positiva. ¿Cómo no va a estar preparado este país para eso y por qué una catalana va a ser mejor o peor que una andaluza o una de Madrid?
Lo cierto es que en ese desayuno, Carmen Chacón midió sus palabras, llevó un discurso muy estudiado, no hizo descalificación de nadie, defendió que había diversas clases de patriotismo, habló varias veces de caminar en la buena dirección, pero sin decir cuál es, elogió a rivales pasados, puso por las nubes a los militares y a las Fuerzas Armadas, que han consolidado el prestigio exterior de España, se quejó de que “Europa ha sido demasiado prudente y benevolente” con dictadores como Gadafi “que son simplemente lo que parecían que eran”, y apostó por “la dignidad, la libertad y los derechos”•… En fin, el discurso de “una mujer de Estado”. ¿La primera mujer ministra de Defensa, joven –con los 40 a punto- y catalana, candidata a la presidencia del Gobierno…? El sueño de Zapatero para rematar su pase a “la historia”. Sólo que a veces el poder tira mucho. Por cierto, ¿se imaginan unas elecciones en las que a un lado estuviera Carmen Chacón y a otro…
Esperanza Aguirre?
francisco.muro@planalfa.es
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