Los sátrapas están cayendo I
lunes 14 de febrero de 2011, 17:54h
Un reguero de pólvora político recorre el norte de África y parte de la península Arábiga; ha comenzado en Túnez, le sigue Egipto, luego seguramente será Argelia, Yemen, Libia, Siria, Sudán, entre otros países; el denominador común en estos países es la corrupción, el abuso y la perpetuación en el poder; el enriquecimiento ilícito, el control de los medios de comunicación y el uso abusivo de la propaganda; por último, la represión brutal y el terror amedrentador conjuntamente con la manipulación de la justicia.
El detonante del levantamiento en Túnez comenzó cuando la policía incautó el carrito de un joven vendedor de frutas y en su desesperación, el joven se prendió fuego y se inmoló a lo bonzo; las protestas populares fueron de tal magnitud que obligaron al presidente Zine Ben Alí a dejar el poder después de gobernar por 23 años. Ben Alí asumió la presidencia mediante un golpe de estado en 1987. Luego fue reelegido en 1989 y 1994 y como candidato único alcanzó el 99% de las votaciones; en el 2002 modificó la constitución para ser reelegido en ese año y luego en el 2009; esto fue el fin de 23 años de saqueos, despilfarros y abusos de todo tipo. El presidente derrocado huyó a Arabia Saudita, seguramente tendrá un exilio dorado con todo lo que le ha robado a su pueblo.
En Egipto no es diferente, las gigantescas manifestaciones en todo el país que han rechazado al presidente Hosni Mubarak, han logrado expulsarlo del poder, hubo muertos y heridos en la lucha contra el dictador, éste se ha mantenido en el poder 30 años, desde 1981 ha sido reelegido en 1987, 1993, 1999 y 2005; Mubarak se ha sostenido en el poder gracias a su temible aparato represivo y a un sistema político dominado por su partido, la fortuna amasada en 30 años de ejercer el poder se calcula en 70 mil millones de dólares ¡increíble! el pueblo egipcio logró su objetivo: tumbar al dictador.
Sin duda, podemos decir que con el pueblo no se juega, por eso están cayendo los sátrapas que se han perennizado en el poder. Una advertencia para América Latina en donde hay quienes tratan de seguir este mal ejemplo, utilizando las mismas artimañas de los dictadores que han caído y de los que están en la cuerda floja.