La Diputación desata una guerra en el PP de Palencia

Algunos ilustres miembros del PP palentino creen, por los sondeos que manejan, que la Alcaldía de Palencia puede ser suya. Bueno, de Alfonso Polanco, el hombre de moda en el PP de la capital palentina.

Las bases del partido, sin embargo, se muestran nerviosas por el bajo tono que Polanco está imprimiendo a su campaña de darse a conocer. El concejal aspirante se ha rodeado de un equipo compuesto por políticos como él: desconocidos, de perfil bajo, tranquilos y lentos, como la campaña que están llevando a cabo.

En el seno del PP preocupan los movimientos de Polanco, del que dijera su valedor Carlos Fernández Carriedo como piropo “que nadie habla mal de él” (ni bien), pero preocupa mucho más quiénes integrarán la lista electoral. Y, sobre todo, quién será el llamado a presidir la Diputación. Porque todos están convencidos de que la Diputación sí que se puede volver a ganar.

Todo parece indicar (y en alguna entrevista así lo ha manifestado el candidato Alfonso Polanco) que si se presenta el actual presidente, Enrique Martín, la Diputación se gana. Pero el partido es el partido. En el de Palencia, manda o hace que manda Carlos Fernández Carriedo. Aunque  en realidad quienes cortan el bacalao son el senador José Antonio Rubio  y la procuradora Angeles Armisén. Si por ellos fuera – que lo será si no interviene Valladolid, y entiéndase por Valladolid el secretario general, Alfonso Fernández Mañueco – los candidatos a la Diputación podrían ser el propio Rubio, el aspirante a todo José María Hernández (delegado de la Junta) o la alcaldesa de Baltanás, María José de la Fuente, que apareció de la nada y en tres meses llegó hasta el Senado.

Los analistas palentinos se malician que en el PP de esta provincia se está produciendo un enfrentamiento fratricida más sangriento aún que el de Soria. El objetivo, la Diputación, y si por Rubio, Armisén y Fernández fuese, echar del palacio al verso suelto pero eficiente Enrique Martín.