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Todos eran sus hijos

Todos eran sus hijos

domingo 13 de febrero de 2011, 20:54h
Mubarak se ha borrado de Egipto y el pueblo se ha echado a la calle. Miles de personas, muchas de ellas afónicas de exigir libertad, han deambulado por todo el país durante 18 días hasta que el héroe del 73 ha decidido dejar de salvar a sus hijos. Cuando el jueves por la noche Mubarak lanzaba su mensaje por la televisión veía en su cara el rictus de la soberbia y la mirada turbia. Me preguntaba: ¿en que estará pensando cuando se dirige a su pueblo llamándoles hijos? ¿Hijos de qué? ¿Hijos de quién?

Aún me parece pronto para pensar que los egipcios han conquistado la libertad y es que no me fío de su ejército. Muy mal tienen que estar las cosas para que sean los que mandan en los tanques los salvadores de la patria. La filosofía del padrecito se ha enquistado en la sociedad y no son precisamente los militares los más dispuestos a trasmitir libertad y democracia. Los mandos del ejército, además, pertenecen a la élite del país. Han estudiado en las escuelas militares de inspiración estadounidense mientras sus efectivos, alistados obligatoriamente, ven en sus años de milicia y según su formación académica, la posibilidad de comer tres veces al día. Pero decía que no me fío de los militares, además, porque creo que son los que le han preparado la fuga al ya ex presidente y son los que van a marcar el tempo de las reformas. Ya han dicho que respetarán los acuerdos internacionales, es decir, el acuerdo de Paz con Israel de 1979, pero ¿cómo actuarán con los palestinos de Gaza? ¿Serán tan tiranos con ellos como lo ha sido Mubarak? En Gaza se celebró la caída del presidente y se pidió el levantamiento del bloqueo mientras en Israel la preocupación es más que evidente; de hecho ya se ha ordenado la aceleración en los trabajos del muro fronterizo que se construye con Egipto y en el que se gastarán 1.200 millones de euros en sus 200 km. de extensión. Inmigración ilegal y contrabando de armas es la excusa para levantar un muro más para aislarse de las complicaciones externas.

Pero volvamos a los egipcios que desde la tarde noche del viernes sueñan con un país diferente pero que habrán de aguantar a los residuos de la autocracia ejercida por Mubarak. Egipto en sus treinta años de gobierno se ha montado para él y sus acólitos. Bancos, empresas, cargos públicos, turismo… Todo, absolutamente todo, se ha hecho para beneficio del ya ex presidente. También el ejército, por supuesto. Los partidos políticos que han sobrevivido a treinta años de dictadura se han adocenado y han permitido sin abrir la boca los abusos contra el pueblo. Es por eso por lo que Egipto necesita un cambio radical de las estructuras políticas y sociales. Así que entre los estómagos agradecidos del régimen, que aún mandan en Egipto, los políticos de medio pelo y una oposición sin un horizonte claro, los egipcios lo tienen bastante complicado. Tampoco me puedo olvidar del amigo americano. Acertado estuvo Obama al lanzar desde Egipto su mensaje al mundo árabe al principio de su mandato. Se abrazó con Mubarak de la misma manera que sus antecesores hicieron lo propio con Marcos en Filipinas y Noriega en Panamá. Tan acertado estuvo desde la Universidad de El Cairo que de lo prometido por Obama no ha habido nada. Ni tan siquiera su amistad, ya que, cuando tuvo que renegar del presidente lo hizo sin complejo alguno y sin darle las gracias por los servicios prestados. Y es que este mundo, aunque te lleves en la faja 40.000 millones de euros, que es la fortuna estimada de Mubarak y su familia está lleno de desagradecidos. En este caso ochenta y dos millones de habitantes. Qué pena y que causalidad, sólo Israel y Berlusconi han salido en defensa del dictador que a estas horas ya está en lugar seguro.

Francisco Forjas. Corresponsal de RNE en  Jerusalén.
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