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Chunda, chunda

Chunda, chunda

martes 12 de junio de 2007, 18:47h

Tres meses. En tres meses, dijo Mariano Rajoy, que debería ponerse de acuerdo la comisión parlamentaria seleccionada para ponerle letra al Himno Nacional, según la iniciativa que ha anunciado que presentará en el Congreso. Es decir, se ha colocado en la pole en la salida de la carrera que el mismo ha organizado, empujado por medios deportivos y por otro medio, este de comunicación.

Moratinos, ministro de Exteriores, se le sumó, con más cautela, señalando que cantaría con sentimiento y emoción un himno nacional con su letra correspondiente. Ezquerra Republicana soltó su Graciela “ Mientras no insulten a Cataluña…”. El caso es que se ha comenzado a hablar de l dichosa letra y que el asunto va a durar. También es previsible que el asunto se convierta en arma arrojadiza, a ver quien es más “patriota” o quien deja de serlo. Sino, al tiempo.

Pero hay algo más que decir en este intento deportivo de sustituir el “Chunda chunda” habitual en determinados eventos. Como antes no subíamos al podio ni con escalera, ahora que el deporte español desata pasiones por premios y medallas, se echa de menos algo que cantar y los políticos han recordado que la cosa es seria y que afecta al Parlamento. El Himno Nacional, la bandera y, como señalan algunos en clave de humor, la cabra de la Legión, son patrimonio de todos los españoles y hay que cuidarlos.

Yo siempre dije que envidiaba dos cosas a los franceses: los boles para las ensaladas – en España no hay quien ramene una ensalada sin que  gran parte de salga fuera del tiesto – y la marsellesa, ese himno patriótico que cantan todos e incluso con más ímpetu y emoción los oficiales franceses, biznietos de aquellos que fueron guillotinados por los inventores de la canción de marras. Porque los himnos de las naciones nacieron con ellas, es decir, con la violencia y sangre contra el antiguo régimen o en la lucha por la independencia y son, por lo tanto, violentos cuando no sangrientos.

Pero claro, hacer una letra para el himno nacional, - la antigua Marcha de Granaderos – sangriento y violento, no tiene mucho sentido, sino todo lo contrario en los años que corren del siglo XXI. Habría que ir por la libertad, la igualdad, la justicia o vaya usted a saber. En todo caso, se le podría encargar a Sabina que lo haría muy bien, salvo que pretenda poner de acuerdo a todos o a la inmensa mayoría de los españoles para que después  la canten.

Porque, como recordaba el historiador y militar Gabriel Cardona, es muy difícil poner de acuerdo a cuarenta y cinco millones -según los últimos datos – de españoles que cada mañana usan cientos de formas diferentes para algo tan sencillo como pedir …un café: sólo, corto de café, americano, cortado, descafeinado, de sobre o de máquina, con azúcar, sin azúcar. con sacarina, manchada, con leche…El propio Cardona recuerda la cara de sorpresa de sus alumnos de la Universidad en California cuando les escribe esta y muchas formas más de desayunar que tenemos los españoles. ¿Y pretenden ponernos de acuerdo con la letra de un himno nuestras señorías? Ya sería mucho que se pusieran de acuerdo entre ellas.

Por eso me sigo quedando, de momento, con el “Chunda, chunda” para los eventos deportivos. No molesta a nadie y nos la sabemos todos.

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