Alfonso Guerra, quien participó hoy en una comida organizada por la Asociación para la Defensa de la Transición, dijo que el texto que llegó al Congreso estaba fuera de la Constitución, carecía de coherencia e incluso tenía más artículos que la propia Carta Magna. "Se hizo lo que pudimos", añadió, tras comentar que él consideró que no era una idea acertada el proceso de reformas de estatutos que se pusieron en marcha durante la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero.
Asimismo, recordó que en julio de 2005 hizo un llamamiento para vigilar lo que se estaba haciendo con el Estatut en Cataluña. Y que posteriormente, tras la sentencia del Tribunal Constitucional y la aprobación de la nueva Ley de Financiación Autónomica se dirigió a los partidos para cerrar un pacto de Estado para pasar a una fase de cooperación, que pusiera fin al periodo de las "peticiones infinitas".
Élites regionales que niegan el Estado
Guerra, que defendió el Título VIII de la Constitución, admitió sin embargo que nunca sospechó que de las regiones que iban a convertirse en comunidades autónomas surgiesen unas élites políticas, de izquierda y de derecha, que sólo se afirmarían negando el Estado español. Y añadió que esa idea de reafirmarse negando el Estado, además de no ser muy española, es ridícula y a veces quiere tapar la inconsistencia en el ejercicio de sus competencias.
Alfonso Guerra hizo una broma sobre esa situación indicando que el presidente de la Comunidad Valenciana, el popular Francisco Camps, ha anunciado que ya quiere reformar de nuevo el Estatuto recientemente aprobado y que por supuesto el PSOE valenciano le apoya.
Negó que la actual Ley Electoral premie a los partidos nacionalistas; al contrario, cree que salen un "poquitín castigados". Sin embargo, explicó que los nacionalistas han inoculado una parte de su ideología en los demás, tanto en el PP como en el PSOE, en la medida que en el debate se ha instalado que "lo de mi lugar es lo que importa".
Guerra, que destacó la importancia de haber hecho una Constitución por consenso, hizo un breve relato de la transición, destacando como nombres principales de ese momento a Adolfo Suárez, Felipe González, Santiago Carrillo, el cardenal Tarancón, Fernando Abril Martorell y al Rey Don Juan Carlos. Asimismo, destacó que la transición se "hizo algo por tanteo", porque en el momento de comenzar, ni los políticos que procedían del régimen, ni los que habían estado en la oposición al franquismo, sabían por donde iban a ir las cosas.