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Las carreras podrían paralizarse en Madrid

Las carreras podrían paralizarse en Madrid

La guerra entre SFCCE e Hipódromo de Madrid se recrudece por los derechos de imagen

miércoles 02 de febrero de 2011, 14:28h
“Ya está otra vez la pelota en el tejado de Doña María”. No aprendemos. Otra vez como en 1996. La guerra de guerrillas es más importante que las carreras. En aquel momento fue la sinrazón de Enrique Sarasola (que puso la rúbrica a un final anunciado) y esta vez es el enfrentamiento por los derechos de imagen entre SFCCE e Hipódromo de Madrid, en representación de los Hipódromos del resto de España, lo que lleva camino de cerrar el Hipódromo o al menos retrasar la apertura de una temporada de primavera. Y los perjuicios pueden ser irreparables. Ni vencedores ni vencidos. Todos derrotados.

He de suponer que todos los que se acerquen a estas líneas tendrán ya una idea preconcebida. Da igual lo que se explique. Todo es susceptible de dársele la vuelta. De ahí que al menos ofrezca mi opinión. Lo he repetido muchas veces, por lo que una más poco importa, en este rincón de DC Turf escribe un aficionado sin más intereses que los que seguir viendo carreras en su ciudad. No me mueve nada ni nadie. De ahí que no tenga el problema de la cercanía para que los árboles me impidan ver el bosque. Aunque también sé que desde cerca se aprecian detalles. Ustedes mismos. Porque además no trato de convencer a nadie de que mi opinión es la correcta. Me encanta vivir en un mundo de diálogo y crecer con las aportaciones no con el pensamiento único. 

Esta guerra comenzó hace apenas un año cuando Manuel García Orozco, en representación de la Asociación de Propietarios, se hizo cargo de la SFCCE, cuyos anteriores dirigentes poco más o menos que la utilizaban para 'sanar egos' y 'lucir palmito' en una etapa en la que no tenían más competencia que aprobar los programas y decían “Sí, buana” a lo que les dictaban los Hipódromos. Con tal de que hubiera carreras y que el Estado metiera dinero en el sector….  

Es decir que la SFCCE era un órgano regulador y disciplinario que apenas tenía ya competencias no por culpa de nadie sino por su mala gestión, debido a que los años previos al cierre de La Zarzuela habían vendido su alma y después los que vinieron después habían sido incapaces de recuperar competencias e incluso algunos todavía están acusados de haberse llevado dinero de la caja. En el Hipódromo todos iban por libre y la llegada de Orozco parecía necesaria e incluso positiva, por más que algunos le veían como más de lo mismo. Eso sí algunos de los que estaban en la SFCCE pasaron a ser asesores de los Hipódromos porque en un mundo tan pequeño todo gira y vuelve a girar.  

Ha tardado un año en tratar de recomponer la SFCCE (si es que lo han hecho porque todavía hay intereses y casos en los que ha primado la amistad o los compromisos) y en ese tiempo se ha ido creando unos subterfugios extraños de intereses que han terminado con un enfrentamiento directo con Hipódromo de Madrid. Ha sido, y creo no equivocarme, algo preconcebido en el que los egos han tenido mucho que ver. Es imposible que las formas entre dos organismos condenados a entenderse hayan fallado tanto.  

Es obvio que en el Hipódromo de Madrid la gestión después de cinco años se puede calificar como nefasta. Y eso ha facilitado, por si hacía falta, la labor de desgaste. Ha entrado en esa guerra y la gota que ha colmado el vaso han sido los derechos de imagen. Algo que por otra parte se incluía en una cláusula en el programa de carreras y que ha sido el eslabón perfecto para romper la cadena. SFCCE ha sido muy lista e Hipódromo de Madrid muy torpe, porque los primeros han conseguido reclutar para su causa no sólo a los propietarios (que es lógico) sino a los profesionales, jockeys y preparadores muy quemados con Hipódromo de Madrid y muy partidarios de quién les paga, su propietario.  

Entre medias, la SFCCE ha sabido granjearse las simpatías de los aficionados con una campaña en los foros y en los hipódromos sustentada en buena parte con aficionados propietarios de multipropiedades que defienden, como si les fuera la vida en ello, la necesidad de que SFCCE recupere sus privilegios y sus funciones. Tanto es así que si en el foro de los Aficionados, el único no sujeto a intereses editoriales, te atreves a criticar a los dos por igual enseguida te tachan de enemigo público número uno. O vas conmigo o contra mí. Poco importa la vía ni las maneras. Y lo han tratado de hacer por lo civil y por lo penal.  

Hipódromo de Madrid, por su parte, ha sido incapaz con una política de comunicación nefasta, inexistente, de verlo venir y ahora cuando preguntas a los aficionados un alto porcentaje te dice que Hipódromo de Madrid no tienen ni puta idea de caballos y que tienen La Zarzuela en obras permanente, que bajan los premios, que suben los boxes y que estos lo llevan a la ruina. Cosas por otra parte, todas ciertas. Lo malo es que, aunque a lo mejor no necesitarían ayuda, algunos les están echando una mano para terminarlo de arreglar. 

La SFCCE gana el round mediático. Es evidente. ¿Pero, algo más? Lo que pasa a día de hoy es que el Hipódromo de Madrid no sabe cuando, y si lo va a hacer, comenzar la temporada de primavera. Y eso salpica a un organismo que en los últimos tiempos han aportado dinero público a las carreras como es el LAE (Lotería y Apuestas del Estado), que obligado por la SEPI sufraga cada una de las jornadas de Quíntuple Plus en España. No olvidemos que los Hipódromos, por más que nos gusten a los aficionados, son deficitarios y que además ahora su futuro está aún más en el aire con la aprobación de la nueva Ley de Juego. El LAE juega un papel determinante. Es el ‘Papa Estado’ y como es lógico está alineado con Hipódromo de Madrid y no entiende de esta guerra de guerrillas por el poder. Los caballos es algo que se lo han impuesto y a poco que les den problemas se lo quitarán de encima y menos invertirán en sacar la prometida apuesta externa ni para el 2020.  

Eso les ha dado igual a unos y otros. Quieren su pedazo de pastel y da la sensación de que para que no se lo coma el otro, prefieren tirarlo al suelo. Y en eso están. De momento todo apunta a que habrá huelga por los derechos de imagen y que la temporada se pospondrá hasta que “en el minuto 90 se llegue a un acuerdo”. De lo contrario, las carreras de caballos volverán a 1996 cuando el Hipódromo de Madrid se cerró durante nueva largos años hasta que el Estado decidió invertir en la cría del Pura Sangre y tratar de reactivar con dinero público un sector que, cinco años después, parece incapaz no sólo de no malgastar el dinero de los españoles sino de gestionarse con un mínimo criterio. ¿La culpa?  

Por cierto se discute sobre los derechos de imagen en una actividad cuyo concurso televisivo queda desierto en cuanto a cadenas de nivel nacional y sólo la generosidad del LAE y la obligatoriedad de la televisión pública permite a una productora, en este caso Mediapro, grabar unas imágenes que se emiten actualmente en Teledeporte porque no le queda más remedio a la Televisión Pública.  

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