No es que
Aznar estuviese a favor del cambio de modelo de Estado, pero sí que el todavía presidente de honor del PP discutió cómo funciona en la actualidad. Acompañado de la secretaria general del PP,
María Dolores de Cospedal, presentó un informe en el cual se alababa su etapa de mandato (1996-2004) porque "se completaron las transferencias de sanidad y educación a todas las comunidades autónomas", pero dijo que éstas "no son un problema, lo que ocurre es que las comunidades tienen problemas".
Pero llegaron las críticas, ya que consideró que España no se puede convertir en un país con 17 "mini-Estados", dijo. "Si queremos seguir formando parte del proyecto europeo debemos resolver, entre otros, los problemas de nuestro Estado autonómico, porque de lo contrario tendremos dificultades crecientes para seguir anclados en el euro. Aznar dijo que para reflexionar "con rigor" sobre autonomías hay que tener la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, que fija "de manera inequívoca los límites jurídicos-políticos del sistema de descentralización".
Por su parte, Cospedal advirtió contra las comunidades que "han confundido lujo con necesidad", lo que requiere una reforma del sector público y una simplificación que acabe "con el solapamiento de competencias". Cospedal se unía así a las tesis de Aznar y endurecía el discurso suave que dio
Mariano Rajoy, su actual jefe, en una entrevista en el diario 'El Mundo', en la que confesaba que estaba a favor del actual modelo de Estado sin ningún tipo de debate.
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