El presidente Barack Obama intensificó la presión sobre un aliado leal pero tambaleante en el Medio Oriente, y dijo el viernes que exhortó personalmente a su homólogo egipcio Hosni Mubarak a dar "pasos concretos" para ampliar los derechos en esa nación. Obama instó además al gobierno de la nación árabe a abstenerse de ejercer la violencia contra los manifestantes que han inundado las calles de El Cairo y de otras ciudades. Seguro, habrá días difíciles por venir, pero Estados Unidos seguirá defendiendo los derechos del pueblo egipcio y trabajando con su gobierno en busca de un futuro que sea más justo, libre y esperanzador", dijo Obama haber expresado a Mubarak en una llamada desde la Casa Blanca. Obama emitió sus comentarios en televisión, poco después de que Mubarak hizo lo propio. En los primeros minutos del sábado, Mubarak anunció que había pedido la renuncia de su gabinete, para formar un nuevo gobierno a fin de acelerar una serie de reformas. Sin embargo, advirtió que no se tolerará la violencia de los manifestantes. Obama habló en el comedor de Estado de la Casa Blanca, poco después de que Mubarak apareció en la televisión por vez primera desde que estallaron las protestas multitudinarias que buscan poner fin a su régimen autoritario de 30 años. Mubarak apoyó a sus fuerzas de seguridad, que han emprendido acciones violentas para acallar las protestas. Además, el presidente egipcio no ofreció renunciar. Obama no lo convocó a dejar el poder. En vez de ello, enfatizó en la necesidad de que Mubarak implemente reformas. "Este momento de volatilidad tiene que convertirse en un momento de promesa", dijo Obama.
Las declaraciones de Obama coronaron un día en que su gobierno tuvo que esforzarse para seguirle el paso a los sucesos en Egipto, donde Mubarak ordenó a la policía y a los militares salir a las calles, ante las protestas por parte de miles de personas. Poco antes de que hablara Obama, su gobierno amenazó con reducir un programa de ayuda por 1.500 millones de dólares, dependiendo de la respuesta de Mubarak a las protestas en las calles de El Cairo y otras ciudades. "La violencia no es la respuesta" a las exigencias de más libertades, dijo Robert Gibbs, secretario de Prensa de la Casa Blanca. Gibbs señaló que Obama había sido informado extensamente sobre los vertiginosos acontecimientos, pero no ha intentado comunicarse telefónicamente con Mubarak. La reiterada petición del portavoz de la Casa Blanca a que el gobierno egipcio abandone la violencia fue la más reciente respuesta en ese tenor por parte del gobierno, ante la crisis creciente dentro de una nación que ha sido su aliada en los esfuerzos de paz en Medio Oriente, aunque también ha negado derechos básicos a su propio pueblo. Más temprano, la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton dijo que el gobierno en Egipto debía restablecer el acceso a internet y a los sitios de medios de comunicación de las redes sociales. "Estamos profundamente preocupados por el uso de la violencia por parte de la policía egipcia y de las fuerzas de seguridad en contra de los manifestantes, y hacemos un llamado al gobierno egipcio a fin de que haga todo lo que esté en su poder para refrenar a las fuerzas de seguridad", dijo Clinton a reporteros reunidos en el Departamento de Estado.
Al preguntársele sobre la ayuda de Estados Unidos a Egipto, que es actualmente de cerca de 1.500 millones de dólares anuales, Gibbs señaló que la revisión incluiría tanto la ayuda militar como otro tipo de asistencia. Aunque el vocero de la Casa Blanca fue enfático en su llamado a Mubarak y su gobierno para que abandone la violencia, fue menos enérgico en otros asuntos. Al preguntársele sobre Mohamed ElBaradei, una figura opositora principal, quien ha estado bajo arresto domiciliario, señaló, "éste es un individuo galardonado con el (premio) Nobel" y ha trabajado con Obama. "Estos son los tipos de acciones que el gobierno tiene una responsabilidad para cambiar". También se preguntó a Gibbs si Estados Unidos estaba preocupado de que unas elecciones libres pudieran dar como resultado un gobierno menos amigable con los intereses de Estados Unidos, a lo que respondió: "No quiero proyectarme al futuro. No creo que sería un uso inteligente de mi tiempo. El gobierno de Egipto es un asunto del pueblo de Egipto". Mubarak ha enfrentado desde hace mucho tiempo llamados de presidentes estadounidenses para que afloje su férreo control sobre el país que ha gobernado durante más de tres décadas. Pero Mubarak ha visto como amenazas las reformas en la región respaldadas por Estados Unidos, escribió la embajadora Margaret Scobey en un memorándum del 19 de mayo del 2009 dirigido a funcionarios del Departamento de Estado en Washington.