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Afirma que "profanar la Eucaristía supone un desprecio de la muerte del Señor"

Rouco arremete contra los sacerdotes de la "parroquia roja" en la homilía del Corpus

domingo 10 de junio de 2007, 20:41h
El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, expresó este domingo duras críticas contra los sacerdotes de la parroquia de San Carlos Borromeo, recordando, durante su homilía del Corpus, que "profanar la Eucaristía supone un desprecio de la muerte del Señor" y que los sacerdotes que no son los protagonistas de la celebración litúrgica.
Rouco, que presidió la solemne Eucaristía del Corpus Christi en la Plaza de Oriente de Madrid, recomendó a los sacerdotes "profundizar siempre en la conciencia del propio misterio eucarístico como un humilde servicio a Cristo y a su Iglesia".

El cardenal, que concelebró la Eucaristía con los obispos auxiliares Fidel Herráez y César Franco; el deán de la catedral, miembros del Cabildo, los vicarios episcopal y territoriales, el rctor del Seminario y numerosos sacerdotes de la archidiócesis, afirmó que "cada vez que la Iglesia celebra esta liturgia, el Señor resucitado transforma el pan y el vino en su Cuerpo y Sangre y se hace presente en la Iglesia vivificándola con el don de su amor".

Rouco añadió que "examinarse a sí mismo antes de participar en la mesa del Señor -como exige el apóstol- conlleva aceptar el misterio eucarístico como sacramento de la muerte de Cristo, comprenderlo en el marco de la tradición que se remonta al Señor, y confesar de palabra y de obra la fe en la presencia de Cristo en la Eucaristía que se concreta en la adoración humilde y gozosa de su Cuerpo y de su Sangre", dijo el cardenal.

Y "por eso, hemos de lamentar con profundo dolor los abusos y profanaciones de este sacramento de los que hemos sido testigos recientemente en nuestra diócesis (en alusión a la parroquia de San Carlos Borromeo) y que apartan a sus autores de la comunión en la fe y en la vida eclesial, que es el único marco válido de celebración de estos sagrados misterios".

Afirmó a continuación que "utilizar la celebración de la Eucaristía en contra de la misma Tradición en la que ha tenido su origen es, además de un acto carente de sentido y de valor teológico, un triste y grave atentado contra la comunión eclesial que nace de la obediencia a la fe y al mandato apostólico que procede del Señor. Quienes no tienen fe, injurian a la comunidad creyente simulando participar de sus misterios; y quienes creen, rompen la comunión que Cristo quiso para su Iglesia".

En alusión concreta al párroco y sacerdotes de la "parroquia roja", recordó las palabras de Benedicto XVI en su exhortación apostólica Sacramentum Caritatis: "Es necesario que los sacerdotes sean conscientes de que nunca deben ponerse ellos mismos o sus opiniones en el primer plano de su ministerio, sino a Jesucristo".

"Todo intento de ponerse a sí mismos como protagonistas de la acción litúrgica contradice la identidad sacerdotal. Antes que nada, el sacerdote es un servidor y tiene que esforzarse continuamente en ser signo que, como dócil instrumento en sus manos, se refiere a Cristo".

Esto se expresa particularmente "en la humildad con que el sacerdote dirige la acción litúrgica, obedeciendo y correspondiendo con el corazón y la mente al rito, evitando todo lo que pueda dar precisamente la sensación de un protagonismo inoportuno, señaló para finalizar recomendado "al clero profundizar siempre en la conciencia del propio ministerio eucarístico como un humilde servicio a Cristo y a su Iglesia".
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