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Una nueva década para la paz

Una nueva década para la paz

viernes 07 de enero de 2011, 16:46h

Es momento para que las Naciones Unidas actúe con fuerza para evitar las guerras

Esta segunda década del siglo XXI se abre con los tradicionales conflictos en el sistema internacional sin una solución inmediata. Irán a pesar de la reciente apertura a la observación internacional de su programa nuclear, continuará generando preocupación no solo al Occidente cristiano sino a sus vecinos árabes también musulmanes, que siempre han rechazado la hegemonía persa y no aceptaran la bomba atómica iraní. Corea del Norte finalizó el año con un ataque sorpresivo a Corea del Sur y la reiterada amenaza a los aliados de Estados Unidos, especialmente Japón. Corea del Norte es el noveno país en haber accedido a la tecnología nuclear bélica. Irak tardará años en normalizar su economía petrolera y la necesaria convivencia de shiitas kurdos y sunitas, al margen de la interferencia extranjera. Afganistán seguramente demostrará el fracaso de la guerra de la OTAN contra la insurgencia talibán. Los recientes enfrentamientos de los musulmanes en la India ratifican la difícil negociación entre este país y Pakistán por el territorio de Cashemira. Desde 1967 no ha sido tan preocupante como ahora el permanente conflicto entre Palestina e Israel, más complicado ahora con el gobierno conservador de Netanyahu y la división entre los palestinos de Gaza y los de Cisjordania.

Desde 1948 a 1991 los conflictos se inscribían en el enfrentamiento propio de la guerra entre la Unión Soviética y Estados Unidos. A pesar del equilibrio del terror para evitar el holocausto atómico, guerras como la de Corea, Vietnam y la primera de Afganistán en ese periodo dejaron millones de muertos. Las guerras son cada vez menos entre Estados y más de carácter interno. Los grupos no estatales causan mayores daños y víctimas, las luchas políticas internas facilitan la creación de grupos armados que no respetan fronteras y utilizan el terrorismo. En los últimos años, en África se produjeron trece conflictos graves, uno solo entre estados: Eritrea y Etiopia y doce guerras civiles por el poder, una de estas es la que estamos contemplando en la Costa de Marfil donde posiblemente con la participación de la Unión Africana se encuentre una solución para que el presidente Laurent Gbagbo derrotado en las pasadas elecciones entregue el poder a Alessander Ouattara, quien le ganó legítimamente.

Uno de los dramas de estas nuevas guerras es el porcentaje cada vez más alto de civiles y dentro de ellos los niños asesinados, heridos, violados, mutilados; unos 300.000 niños-soldados menores de 18 años combaten en las diferentes guerras del planeta, en más de 15 países se reclutan y utilizan a la fuerza incluyendo en nuestra región por parte de la guerrilla colombiana. Estas nuevas confrontaciones más allá de los muertos y heridos han generado numerosos refugiados y desplazados que pueden llegar a los 200.000.000, como lo señala el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, el 80% de los refugiados se encuentran en países en desarrollo. Irak presenta 2.000.000 de personas desplazadas y un número igual en el extranjero. En relación con los refugiados palestinos y sus descendientes según la ONU llegan a 4.000.000.

En esta nueva década la comunidad internacional vuelve a hacer el llamado al desarme general y completo. Puede aumentar el club nuclear más allá de las cinco potencias miembros del Consejo de Seguridad de la ONU y de los desarrollos al margen de Israel, China, India, Pakistán y Corea del Norte. Por eso la actitud firme de la ONU contra Irán en su intención bélica nuclear y frente a la bomba atómica norcoreana. La ONU también se preocupa por la producción de armas clásicas y la inquietud por la facilidad en la fabricación y adquisición de las armas ligeras, más baratas y más mortíferas; muchas de estas se fabrican con autorización o ilegalmente. En algunos países los civiles pueden comprarlas libremente, de allí la responsabilidad de países productores de armas de pequeños calibres como Estados Unidos, Italia, Alemania, Bélgica, Austria, Brasil, Rusia y China. En Venezuela como en México y Brasil gran parte de esas armas ligeras van a las manos de la delincuencia organizada, de allí la impostergable necesidad de leyes de desarme en cada uno de los estados.

Es momento para que las Naciones Unidas actúe con la responsabilidad y fuerza para imponer la paz, evitar las guerras y obligar a los Estados al compromiso adquirido, cuando firmaron el artículo 33 de la Carta de la ONU de la solución pacífica de todo tipo de controversias.

En esta década que se inicia el imperativo es el desarme y la paz.

[email protected] / @jcesarpineda

 

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