En su discurso ante la asamblea electoral de la CEOE que este mediodía le ha elegido presidente, explicó que hay que "ayudar y aplaudir" a los partidos para que hagan las reformas que "tengan que hacer" y aunque puedan "perder votos en el corto plazo". Además, indicó que debido a la situación de la economía y de las empresas, que calificó de grave, las reformas son "imprescindibles" e "ineludibles".
En anteriores encuentros con los medios de comunicación Rosell, líder de Fomento del Trabajo, ha defendido el despido de funcionarios vinculado a la productividad, una tesis que no sentó nada bien en los círculos sindicales, pero que empresarios del entorno catalán defienden, como Isak Andic, dueño de Mango.También es partidario de simplificar los modelos de contratación, abaratar el despido y facilitar las claúsulas de descuelgue en la negociación colectiva.
Según Rosell, la CEOE debe estar presente en la vida política, ya que es la representante legítima de los empresarios y defiende los intereses generales del país.Por ello, destacó que hay que ser "valientes", estar unidos ante esta tarea y convencer a la sociedad de que "ninguna mejora, tanto económica como social, puede hacerse sin la empresa y los empresarios".
Discurso conciliador
Se impone la unión de criterios y de fuerzas para "levantar una muralla contra las corrientes disgregadoras", destacó Rosell, quien defendió la ampliación de las bases del consenso social para hallar entre todos puentes de entendimiento.También abogó por que se ayude a los más débiles a encontrar un trabajo y por la defensa del estado del bienestar, haciendo todas las reformas necesarias y cuanto antes mejor para que puedan ser "digeridas" más rápidamente.
Al respecto, insistió en que los empresarios deben hacerse oír en la política, lo que supone ser "activos" y no pasivos y "tener voz" con planteamientos razonados, pero contundentes.
En su discurso alabó la tarea hecha por sus predecesores en el cargo: Carlos Ferrer Salat, del que dijo tener especial devoción; José María Cuevas, de quien "mucho" aprendió y fue una figura "esencial" en la transición; y Gerardo Díaz Ferrán, del que consideró que "otros problemas" han "oscurecido" su trabajo.
En cuanto al futuro de la CEOE descartó que haya que poner "todo patas arriba". Así, mantendrá a Lacasa al frente de la vicepresidencia y no descarta ceder la presidencia de honor a Gerardo Díaz Ferrán, siguiendo la tradición de la patronal, una posibilidad que sus contrincantes también criticaron en la campaña por la presidencia.
Colaboración de Herrero
Por su parte, el presidente de la patronal andaluza, Santiago Herrero, que ha perdido hoy las elecciones a la presidencia de la CEOE, ha asegurado que colaborará y participará con la organización, aunque ha subrayado que la gestión le corresponde a quien ha ganado. Parafraseando al poeta Vicente Aleixandre, Herrero ha dicho que "la mejor forma de ser leal es ser leal a uno mismo" y que él siempre ha sido coherente con sus planteamientos.
El presidente de la patronal catalana Fomento del Trabajo bromeaba la pasada semana en un encuentro con periodistas con que tendría que comprarse una casa en Madrid de salir elegido y dejar Barcelona, donde ha sembrado una elogiada trayectoria. Rosell ha dejado claro que llega a Madrid para devolver a la CEOE el prestigio perdido, la transparencia de la que ha carecido y la independencia que todo interlocutor del Gobierno debería tener.
A nivel interno, más aires de cambio con un proyecto que prevé poner a dieta a la Confederación, reduciendo a la mitad las 21 vicepresidencias que se multiplicaron con la llegada de Díaz Ferrán, con comisiones específicas y simétricas a cada uno de los ministerios del Gobierno y con mecanismos que den mayor representatividad a las organizaciones miembro.
Trayectoria vital
Pese a haber defendido este ideario por numerosos foros, la seña de identidad de Rosell durante toda la campaña ha sido su perfil regional y su supuesta deriva catalanista, lo que le ha valido más de una crítica.
Sin embargo, detrás de esta etiqueta, ganada a pulso desde su bastión como presidente de Fomento del Trabajo desde 1995, hay una trayectoria que le avala como gran conocedor del mundo de la empresa, dentro y fuera de Cataluña.
Casado, con tres hijos y en la antesala de los 54 años, los que cumplirá el próximo mes de enero, Rosell es ingeniero industrial por la Universidad Politécnica de Barcelona y ha acumulado presidencias desde 1983 en empresas como el fabricante de juguetes Congost, Enher, Fuerzas eléctricas de Cataluña y en OMB, Sistemas de Higiene Urbana, S.A.
En la actualidad es Consejero de la consultoría informática Fihoca, de Inmobiliaria Colonial y presidente del Instituto de Logística Iberoamericano. Rosell ha publicado tres libros: 'España, dirección equivocada' (1979), 'Crear 80.000 empresarios' (1982) y 'El reparto del trabajo: el mito y la razón' (2000).