Joseph Ratzinger (1927) es Benedicto XVI desde el 19 de abril de 2005. Un periodista alemán, Peter Seewald (1954), pasó con él una semana del mes de julio de 2010 en la residencia de descanso papal de Castelgandolfo formulando al Papa, durante unas 20 horas de conversación, unas 220 preguntas sobre temas la mar de interesantes, actuales y variados, referidas a asuntos personales, sociales, políticos y humanos. El resultado, un libro de 227 páginas titulado “Luz del Mundo. El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos” (Ed. Herder, 2010).
De esas 20 horas de conversación con uno de los intelectuales occidentales más serios de los últimos 50 años, los medios de comunicación de medio mundo, de forma casi generalizada, han resaltado únicamente un solo tema en sus titulares: “El Papa admite por primera vez el condón 'en ciertos casos'”.
Habla el Papa
Seewald había mantenido también años atrás dos extensos diálogos más con el entonces cardenal Ratzinger que dieron como fruto otros tantos libros de parecida factura y gran éxito de ventas: “La sal de la tierra” y “Dios y el mundo”. La diferencia de estos libros con el último, no obstante, es palmaria, ya que -como se ha encargado de subrayar muy bien la editorial española-, quien ahora habla ya no es Ratzinger sino Benedicto XVI y “nunca antes en la historia de la Iglesia un papa había respondido con tanta franqueza a las preguntas de un periodista en una entrevista directa y personal”.
Efectivamente, en “ Luz del mundo” Benedicto XVI fija su postura frente a numerosas cuestiones en torno a los retos de la sociedad actual, la fe y la crisis de la Iglesia; deja, incluso, la puerta abierta a la posibilidad de renuncia al papado; aborda cuestiones tan controvertidas como el caso Williamson; su discurso en Ratisbona; los Legionarios de Cristo y su fundador; la indisolubilidad del matrimonio; los homosexuales; las modificaciones en la liturgia; da su opinión sobre Pío XII, el celibato, el sacerdocio femenino o los nacionalismos. Habla también de España ( “un país de contrastes dramáticos”); de cómo ora un papa; de la inmensa responsabilidad que supone el papado para a una persona de 83 años, una edad en la que “las fuerzas decaen”, y no escurre el bulto –reitero- a la hora de plantearse la posibilidad de renuncia al papado…
“Luz del mundo” es, en fin, un libro que nos permite acercarnos a la figura del Papa actual desde una triple perspectiva: cómo es el Papa de cerca; cuál es, desde su punto de vista, la realidad de la Iglesia en esta hora de la historia, y, por último, la situación que atraviesa hoy el mundo, sobre el que Ratzinger tiene una percepción realista, crítica y esperanzada. Como puede verse, toda una serie de temas triviales, comunes, insustanciales, banales…” frente al gran tema del uso del preservativo. ¿O es que la banalización proviene más de los medios que de las opiniones del Papa?