¿Hacia una Asamblea blanca y monocolor?
lunes 04 de junio de 2007, 16:14h
Aunque parezca una redundancia, todo parece indicar que nos dirigimos en esta Francia multiracial y tricolor hacia la elección de una Asamblea nacional blanca y monocolor. Asi lo anuncian ya los pronósticos de los inevitables institutos de opinión y los comentarios de los observadores sobre la composición de las diversas listas electorales.
Monocolor es por el color azul de las camisetas y banderolas de la UMP, partido del Presidente electo Nicolas Sarkozy que eligió ese color para comunicar, frente al rosa del Partido socialista o el naranja del centrista Bayrou. Los pitufos de la derecha francesa van a beneficiarse, según los sondeos, de un doble efecto favorable en las proximas elecciones legislativas del 10 de junio. Por una parte se prevé una participación electoral menos importante que en las presidenciales y un derrumbe del centro, separado en dos el Nuevo Centro con los parlamentarios de la UDF favorables a Sarkozy y el Partido Democrata de Francois Bayrou, que conserva la sigla UDF pero se quedó sólo con dos diputados fieles y tiene todo por reconstruir.
Por otra parte el escrutinio mayoritario en dos vueltas, favorece en las legislativas a los grandes partidos, con un efecto multiplicador. En consecuencia, a falta de proporcional, el 40 % de votos para la UMP que prevén los sondeos podria transformarse en un sunami electoral azul con una mayoria abrumadora de entre 420 y 450 diputados.
Una asamblea que será asi monocolor y blanca. Claro que blanca por los origenes y el color de la piel. Observando la composición de las listas electorales, se llega a la conclusión de que habrá en esta elección mas candidatos salidos de la inmigración que en otras ocasiones, sea negros , de origen arabe, u otros origenes. Probablemente mas de medio centenar, pero sólo cinco o seis de ellos están en posición elegible. Los partidos políticos que sobre el papel preconizan la integración o la "discriminación positiva", siguen favoreciendo a los candidatos "salientes", sin dar su oportunidad a esas nuevas generaciones de franceses nacidos de la inmigración, que aparecen mas bien como una "coartada" en cuanto a la voluntad "integracionista" de unos y otros.
Sarkozy ha designado en su gobierno como ministra de cultura a Rachida Dati, francesa de origen magrebí. ¿Todo un símbolo o solamente un árabe que esconde el bosque de una sociedad que sigue resistiendose a ver entrar en las esferas del poder a franceses que se llaman Asmani, Mihi o Djendoubi ? En esta magnífica Francia multiracial y generosa tierra de asilo, los franceses nacidos de la inmigración no quieren ser considerados como un ejemplo de "conseguida integración", sino simplemente como franceses con los mismos derechos y deberes que los demás. Con su voto y su implicación en la Rex Publica han empezado a llamar a la puerta.