Después de exigir en el Congreso de los Diputados las explicaciones de rigor sobre el estado de alarma decretado por el gobierno Zapatero para meter en cintura a los controladores, Mariano Rajoy es esperado este viernes en Segovia, donde los presidentes provinciales y otros dirigentes regionales y nacionales del PP se han dado cita para poner en común la estrategia a seguir ante las elecciones municipales y autonómicas de mayo.
El PP siempre ha sido un partido muy dado a celebrar en tiempos preelectorales este tipo de convenciones y conclaves que, a falta de mayor contenido, parecen justificarse en su mero efecto propagandístico. Y suele eligir como escenario algún lugar donde sus siglas necesitan un especial esfuerzo electoral. Por ahí se explica sin duda la elección de Segovia, una ciudad de mayoría social conservadora cuya alcaldía se le resiste a los populares desde el siglo pasado.
Lo que ocurre es que Rajoy llega a esta cita de Segovia sin los deberes hechos, es decir, sin haber proclamado a los candidatos populares a las alcaldías. Su indecisión para resolver el pulso planteado por Álvarez Cascos en Asturias ha bloqueado el proceso de designación tanto de los candidatos a las presidencias de las comunidades autónomas como de los “alcaldables” a las capitales de provincias y demás grandes ayuntamientos. Ya hemos comentado aquí el desgaste interno y externo que ese retraso está produciendo en determinadas plazas de esta comunidad autónoma. Y aunque esa incertidumbre se extiende a las cuatro capitales donde el PP no gobierna, así como a Salamanca, en dos de ellas sus efectos vienen siendo especialmente nocivos: León, donde la presidenta provincial del partido, Isabel Carrasco, garantiza siempre el espectáculo, y Segovia, donde el grupo municipal popular que encabeza Beatriz Escudero ha batido todos los records de dimisiones y renuncias en una misma legislatura.
Con ese panorama y una precandidata, la citada Escudero, ampliamente cuestionada dentro de su propio partido, la elección de Segovia para celebrar este encuentro no parece que haya sido la idea más feliz. El referente local del partido no es el más presentable. El secretario autonómico del PSOE y diputado por Segovia, Óscar López, no ha dejado escapar la ocasión de restregárselo al PP, ironizando acerca de la oportunidad que se le presenta a Rajoy de celebrar un “casting” para elegir su candidato/a la alcaldía segoviana.
López se ha venido arriba y ha sacado pecho diciendo que en la proclamación de los candidatos municipales el PSOE gana al PP por 10 a cero (las nueve capitales de provincia y Ponferrada). Como si el simple hecho de presentar antes la alineación garantizara por sí solo la victoria. Olvida, sin ir más lejos, que el actual alcalde de Segovia, Pedro Arahuetes, ganó las elecciones en 2003 habiendo sido elegido candidato en el último momento y de forma improvisada para sustituir al elegido en la primarias celebradas al efecto, Ángel Fernando García Cantalejo, quién no resultaba del agrado de Ferraz.
Y en este punto puede haber otro motivo para que a López le convenga ser algo más cauto. Es cierto que en lo referente a los candidatos a las alcaldías ha resuelto a tiempo los deberes. Pero está por ver que no se le atraganten las candidatura a las autonómicas en más de una provincia. Por citar un ejemplo, existe curiosidad por saber si su inseparable secretario de Organización, Pedro J. Muñoz, está dispuesto a acompañarle en la aventura electoral en Castilla y León o, si por el contrario, prefiere conservar su cómodo escaño de diputado del Congreso por la provincia de Ávila.
(En la fotografía superior, Mariano Rajoy con Juan Vicente Herrera (Flickr PPCyL); en la inferior Óscar López con Pedro J. Muñoz)