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Fomento vence a los controladores

Fomento vence a los controladores

martes 07 de diciembre de 2010, 11:32h

Los lectores saben que este comentarista no es precisamente un entusiasta del Gobierno de Rodríguez Zapatero, bien es cierto que por y sólo por la pésima gestión que está realizando de la crisis económica. Sin embargo, el respeto a la verdad es una exigencia del periodismo y ese respeto exige ahora subrayar la excelente gestión desarrollada por el Ministerio de Fomento ante algo tan grave como la huelga, aún más inmoral que ilegal, con serlo esto último en grado relevante, planteada por el privilegiado colectivo de los controladores aéreos contra derechos esenciales de la ciudadanía, como es el transporte y más en fechas tradicionalmente dedicadas a viajes familiares y de vacaciones. Lo primero es reconocer que el titular de Fomento, el gallego José Blanco, ha sabido estar espléndidamente en su sitio, con moderación en las formas pero con firmeza en las actuaciones.

Fomento es un Ministerio crítico y endiablado, y el transporte aéreo es uno de sus terrenos más sensibles, sobre todo en un país geográficamente complejo y con un peso notable del turismo en nuestra actividad económica, como es España. Asusta pensar lo que hubiera podido suceder si una crisis de esta inoportunidad y envergadura se hubiera producido con, por poner un ejemplo límite, Alvarez Cascos al frente de Fomento. Bien es cierto que el PP tuvo también un gran ministro de Fomento en el centrista Rafael Arias Salgado, quien sin duda hubiera sabido manejar la crisis con las mismas cualidades de serenidad y firmeza con que lo ha hecho el socialista Blanco, quien por cierto ha podido disponer de los instrumentos necesarios, entre otras razones, por la calidad relevante e internacionalmente reconocida del órgano gestor aeroportuario AENA, calidad que se alcanzó precisamente, como sus actuales gestores saben y reconocen, en la etapa ministerial de Arias Salgado.

Existían pues los instrumentos, pero el ministro José Blanco y el presidente de AENA, Juan Lema, gallegos los dos por cierto, han sabido utilizarlos con un asombroso equilibrio de moderación, firmeza y diligencia, quemando etapas en el proceso de afrontar, resolver y vencer el desafío de los controladores aéreos,
que si ya era un colectivo con visibles problemas de imagen han conseguido ahora un auténtico record de pésima valoración por la opinión pública del que difícilmente podrán recuperarse. Es de sentido común que un colectivo tan privilegiado en sus retribuciones y condiciones de trabajo no puede hacer rehenes a los ciudadanos de unas pretensiones sin la menor duda incompatibles con la situación económica del país y desde luego ofensivas para los profesionales y trabajadores de casi cualquier sector de actividad.

 

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