El pacto, de llegarse a él, podría suponer una buena solución a la situación de quiebra de la patronal propiciada por la mala gestión del aún presidente (hasta que se celebren las elecciones, a finales de este mes),
Gerardo Díaz Ferrán. Resulta difícilmente explicable que la dirección de la CEOE haya mantenido hasta ahora a Díaz Ferrán, agobiado por sus problemas y escándalos económicos, en el puesto, en momentos en los que el diálogo social y las negociaciones sobre la reforma laboral hacían de la patronal un elemento de equilibrio indispensable.
En principio, el PSOE había apoyado, sin demasiada fuerza, esta es la verdad, al andaluz Herrero, mientras que el PP, especialmente por la vía de
Esperanza Aguirre, se decantaba por la posibilidad de que el ex presidente de Endesa
Manuel Pizarro sucediese a Díaz Ferrán. Finalmente, y tras dudarlo no poco, Pizarro, aludiendo a motivos personales, y con pocas ganas de entrar en una contienda electoral, rechazó definitivamente la oferta que le trasladaba la presidenta madrileña y el apoyo de la CEIM, que le brindaba sin condiciones
Fernández. Así, Arturo Fernández, cuyas relaciones con su concuñado Díaz Ferrán parecen haberse deteriorado en este proceso, se vió obligado a dar un paso al frente, culminando así su activa labor a favor de una estabilidad de futuro en la patronal.
Para entonces, ya se habían lanzado oficialmente al ruedo
Rossell y
Herrero, limitado cada uno por su procedencia territorial, que les hace ser vistos con recelo por el numeroso colectivo vicepresidencial de la CEOE. Fernández, con el peso de la organización madrileña, que representa a casi medio millón de empresas, medianas y pequeñas en su mayoría, serviría de nexo y de balanza entre los otros dos, auténticos ‘pesos pesados’ con muchos años de control de sus respectivas organizaciones empresariales a sus espaldas. Tampoco cabe descartar una ‘presidencia compartida’ entre ambos, repartiéndose en el tiempo el mandato. Algo de esto lleva cocinándose desde hace casi un año, sin que aún haya sido posible un pleno entendimiento entre ambos personajes, que se conocen perfectamente y cuyas relaciones personales parecen ser “bastante buenas”, según quienes han seguido sus respectivas trayectorias dentro de la CEOE.
En todo caso, la solución tiene que llegar, como muy tarde, la semana próxima, dado que el próximo día 18 termina el plazo de presentación de candidaturas, y las elecciones tendrán lugar pocos días después. Todos piensan que, en la actual situación de debilidad que vive la CEOE, resultaría cuando menos ‘inconveniente’ una pelea entre los representantes catalán y andaluz; incluso por motivos políticos, un acuerdo entre ambos resultaría altamente positivo. ¿Serán capaces, en este panorama revuelto, de llegar a este acuerdo? La solución la conoceremos bien pronto.
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