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Al borde del precipicio

Al borde del precipicio

lunes 29 de noviembre de 2010, 15:40h
El tremendo desastre electoral del PSC tiene, como es natural, una víctima inmediata, que es el cordobés José Montilla, pero es importante tener claro que es una víctima por delegación, en la medida en que los electores catalanes, como probablemente lo harán de igual manera los de toda España cuando sean convocados a las urnas, han votado no tanto contra el PSC como contra quien, sin rumbo ni sentido, conduce no sólo Catalunya, sino España entera al choque brutal con la crisis económica, sin que se pueda ya descartar, más allá incluso de la inevitable decisión del rescate, una auténtica “default” del Reino de España a no muy largo plazo. Así están las cosas cuando ya es inocultable que Rodríguez Zapatero ha conseguido, en tiempo récord, lo que hubiera parecido imposible, nada menos que llevarse por delante todos los frutos, políticos y económicos, de la Transición, que habían sabido mantener, con mayor o menor fortuna, los anteriores Gobiernos, de izquierdas, de derechas o centristas.

La terrible realidad es que este político desastroso, sin preparación académica suficiente y sin cualidades intelectuales ni éticas, resulta, a estas alturas, para el país y para los ciudadanos, de izquierdas y de derechas, una carga entre pavorosa y estremecedora, porque harán falta muchos años y muchos esfuerzos de concordia para salir de la profunda crisis económica a la que nos ha conducido, hermético a las opiniones de los expertos incluso de su propio partido. Es sencillamente terrible el daño inferido a España, esto es, a los españoles, que se traduce en esta crisis económica y política en que Rodríguez Zapatero ha sumergido un país que llevaba años, con gobiernos de izquierdas y derechas, en una envidiable rampa de crecimiento, concordia política hoy destruida y resultados económicos entre razonables y buenos. Ha llegado el momento de que los españoles conozcan la realidad, para que puedan asumir sus consecuencias.

Para escribirlo con entera claridad, como se escucha en casi cualquier lugar del país donde se encuentran o reúnen ciudadanos de plurales ideologías, nunca antes un político había hecho tanto daño a tantos. Y está ya generalmente asumido que la corrección de rumbo y el inicio de la salida de esta pavorosa crisis pasa, necesariamente, por la salida de Rodríguez Zapatero del palacio de  La Moncloa, como condición absolutamente necesaria para que sea posible lo que es deseable: un amplio diálogo de todas las fuerzas políticas del arco parlamentario que permita consensuar un plan compartido para afrontar de inmediato la crisis y comenzar a salir de ella en plazo razonable.

Quiero insistir expresamente en que el problema no es el PSOE, que por el contrario debe ser parte necesaria de la solución, sino personal y específicamente ese político sin principios ni capacitación, Rodríguez Zapatero, que llegó al poder más por los errores del adversario que por inexistentes méritos propios, y que es claramente estanco incluso a las recomendaciones de sus correligionarios más preparados, que los hay en abundancia en el PSOE. Ahora sólo queda prepararnos sicológicamente para lo que viene: una terrible profundización de la crisis de nuestra economía y, a no tardar mucho, la decisión de la Unión Europea de acudir, por lógica supervivencia, al rescate del Reino de España. La verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero.

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