El hurón: Gumersindo y las mujeres

Mi pequeño hurón ha terminado su larga estancia a orillas del poder. “Aquí jefe son más de derechas que el grifo del agua fría, que ya es decir”. Asegura que ha recopilado material aunque, de momento, prefiere centrarse en las mujeres del presidente. Me hago cruces y asegura que la que no sale en los papeles, la Jefa, es la número uno ¿Y después?.Por rango, la vice, que ha perdido mucho gas, en busca de un milagro que no llega. Se ha empeñado en luchar contra los elementos y está punto de morir en la contienda. De nada le valen  su empecinamiento con el proyecto de la estación de esquí de San Glorio, ni su derrota en Las Navas del Marqués, ni la quimera medioambiental soriana. Llena de buenos propósitos y vacía de cariño, su luz languidece día a día. En Hacienda, con la bendición del presidente bis, el olmo se mantiene erguido, con más ausencia que presencia como a ella le gustaría. El Camino, de Santiago, no el de Balaguer, ha salvado el año de nuestra Cultura, huérfana de ideas de futuro. De su paso por Presidencia y por el Consejo Consultivo, ni rastro, excepto su apego a los medios de comunicación. Otra veterana, la incombustible segoviana que ha llenado de sabor todos los rincones de España. Lista y envidiada entre los suyos, supo pronto hacerse con los aperos propios de su cartera. A veces le sobra presencia pero, sin proponérselo, ella es la mejor directora de comunicación de si misma. Evidentemente Gumersindo no ha perdido el tiempo.

Nota.-¿Y el presi? Bien, gracias. Cómodo en su poltrona aguarda el momento de enfrentarse a ese señor que tiene un pie en Madrid y otro en Valladolid; una mano en la Noria y la otra en el biberón. ¿Y la cabeza? A mandar, don José. Blanco, blanquísimo. A la hora de enviar esta crónica Segismundo está triste. México, lindo y querido, al parecer, no se ha hecho para él. Ya hablaremos.

Félix Lázaro. Periodista.