www.diariocritico.com
Socioautismo

Socioautismo

martes 23 de noviembre de 2010, 11:06h

El socialismo revolucionario español sufrió una oportuna metamorfosis en la Transición, olvidando los viejos tics marxistas y presentándose como una socialdemocracia patrocinada por la socialdemocracia europea y sin la menor tentación de alinearse con minorías a su extrema izquierda. Esta metamorfosis fue la clave del éxito que le llevó a convertirse en uno de los partidos imprescindibles del llamado bipartidismo imperfecto, base de la estabilidad democrática durante décadas.

Zapatero ha roto el encanto de aquella metamorfosis, ha tirado por la borda la moderación y templanza teórica de su partido y lo ha convertido en un agónico grupo autista que huye de la realidad por medio del autoengaño. Por ello ha provocado un retroceso político y económico de España que, bajo sus gobiernos, ha pasado de estar considerada una potencia emergente a perder el prestigio y la confianza a los ojos del mundo. No quiere decir esto que otros gobiernos anteriores fuesen maravillosos ni perfectos pero sus errores y sus culpas eran soportables con visión de conjunto y las alternativas estaban suficientemente abiertas para no provocar esa sensación de ahogo que provoca la improvisación, sin solvencia ni experiencia, pero cargada de instinto asesino contra todo lo diferente a su propia mismidad y a su estrecho círculo de adictos.

Esto explica que hasta la delegación de poderes en el vicetodo Rubalcaba produzca sensación de alivio, no porque un coopresidente policial merezca expectativas ante los problemas fundamentalmente económicos de la crisis en que intentamos sobrevivir sino porque, al fin y al cabo, Rubalcaba procede de un anteayer en que el aroma socialdemócrata no se había evaporado del todo. Por esto a Rubalcaba se le está poniendo cara de sucesor circunstancial como, en tiempos, a Calvo-Sotelo cuando Adolfo Suárez estaba comprendiendo que su permanencia en el poder era un problema para la continuidad de una democracia transitable. La diferencia es que Adolfo Suárez no era autista y conservaba la capacidad de dimitir, mientras que Zapatero está empeñado en aguantar y que le aguantemos hasta el último día, siguiendo el método radical de achacar todas las desgracias que está provocando por sí mismo a otros, convirtiendo su inconsciente optimismo de antaño en el morboso victimismo con que se presenta ahora en el Congreso. Pretende sobrevivir sin rectificar, a la espera de que lo salve un protectorado exterior que solo podría confiar en el socialismo español si este partido fuese capaz de recuperar un realismo socialdemócrata a la europea, librándose lo antes posible del socioautismo de un Zapatero prodigioso cuya única creencia es que todo puede resolverse sin hacer nada práctico.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios