¿De Qué Aldea Global Hablamos?
martes 29 de mayo de 2007, 22:00h
En Chile la mirada hacia el horizonte choca, literalmente, con la cordillera de los Andes. Podremos ver un poco más allá de nuestras narices, pero irremediablemente quedaremos hundidos en las quebradas, enredados en los matorrales cordilleranos y congelados, finalmente, en las nieves eternas.
No es la realidad superando la ficción, tampoco el “realismo mágico” ni lo “real maravilloso”. Es el cuadro desconcertante que pintó la oposición en el Parlamento al negarle el derecho a voto a los chilenos residentes allende Los Andes, condicionándolos incluso -en el mejor de los casos-, a que debían registrarse personalmente en el país para poder emitir su sufragio, cuando no pocos viven a miles de kilómetros y a miles de dólares de distancia, amén de aquellos que –los menos, por suerte- están inmersos en el cordón de miseria que circunda a América Latina.
Qué distinta y distante se ve la actitud y la “cultura” de organizaciones políticas como RN y UDI frente a iniciativas como la que se emprende en España para otorgar la nacionalidad a todos los nietos de españoles, donde quiera que habiten en este mundo… y con plenos derechos constitucionales. Ni qué hablar del Viejo Continente, hoy sin fronteras, con una moneda común, con un parlamento y un gobernante europeo electos por un haz de nacionalidades.
En su mensaje a la Nación el 21 de mayo de 2007, la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, lamentó lo ocurrido e identificándose con la mayoría de los chilenos prometió que volverá a insistir en un compromiso que selló con su impronta: palabra de mujer.
Curiosamente, también había hecho suyo ese compromiso -de cara a nuestros errantes conciudadanos- el hoy nuevamente precandidato presidencial Sebastián Piñera, en uno de sus viajes al exterior. Hoy –en sus palabras- lo desconoció, negando autoridad a los organismos del Estado en el exterior para realizar un proceso electoral.
Esa iniciativa se ha impulsado desde hace varias décadas. Todos los gobiernos de la Concertación han dado pasos para concretarla y uno importante fue la realización -bajo la administración de Ricardo Lagos- del Registro de Chilenos en el Exterior, efectuado en Sudamérica en 2003 y en el resto del mundo en 2004 por el Instituto Nacional de Estadísticas.
El estudio tuvo la curiosa virtud de medir emociones, remembranzas, sentimientos, huellas y pasiones, a través primero de los esfuerzos mancomunados para su realización en lejanos y remotos pueblos de más de un centenar de países. Y luego en simples pero profundas respuestas, como por ejemplo sobre su interés por participar en elecciones presidenciales.
El 72,5 por ciento del total de nacidos en Chile, mayores de 15 años, manifestó querer participar en elecciones presidenciales.
En Venezuela el 94,2 por ciento expresó ese interés. Más del 80 por ciento lo hizo en Suecia, Estados Unidos, Ecuador, Canadá, Paraguay, Perú y Bolivia. Más del 70 por ciento de los chilenos residentes en España, Italia y Argentina (el país con la mayor cantidad de chilenos) manifestó igualmente querer votar en nuestras elecciones presidenciales.
Esos porcentajes permiten comprender las no pocas y airadas reacciones que gatilló en el ciberespacio la actitud de la Alianza opositora chilena de negar la ejecución de un derecho constitucional. Por cierto, Sebastián Piñera -y el sector que representa- sale con las tablas en la cabeza.
Es que, mantener condenados al silencio electivo a cientos de miles de chilenos cuyos motivos de emigración fueron principalmente económicos (40,1 por ciento) y familiares (30,8 por ciento) y no políticos (12,1 por ciento) es digno de un estudio sociológico. Más aún cuando buena parte de ellos tienen el futuro y la mirada puesta en su terruño.
La estimación del número de chilenos e hijos de éstos en el exterior es de 857.781 (56,8 por ciento nacidos en Chile y 43,2 por ciento nacidos en el extranjero). De ellos, un total de 256.758 personas fueron entrevistadas en el Registro de Chilenos en el Exterior.
Del total de 15 o más años, un 56,9 por ciento echó raíces para quedarse en aquellas patrias que los adoptaron y el 39,1 por ciento declaró que deseaba retornar en los años en curso o durante la segunda década del siglo XXI, es decir siguen estrechamente unidos a Chile y por ello interesados en lo que ocurre u ocurrirá en su país de origen.
Un dato más: sólo un 21,7 por cada cien de las personas registradas y nacidas en Chile, han adoptado otra nacionalidad; la gran mayoría no la cambió y de quienes declararon no tener la nacionalidad chilena un 55,4 por ciento expresó interés en acceder a ella. Definitivamente, son más que un número o un voto y es el tema ético, de fondo.
Es otro el horizonte que muestran las cifras, son otras las realidades que revela el Registro de Chilenos en el Exterior, pero para algunos aquella perspectiva se les pierde donde comienzan las faldas de la Cordillera.
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Manuel Villar Burchard
Periodista. manuelvillar@yahoo.com