Benedicto XVI subrayó que algunos conflictos "parecen estar presentados como interreligiosos" y deseó "repetir que la religión jamás puede justificar la intolerancia y las guerras". "No se puede utilizar la violencia en nombre de Dios", afirmó.
Al mismo tiempo, pidió a los dirigentes políticos que "garanticen para todos la libertad de conciencia y religión, así como poder testimoniar públicamente de su propia fe".