¡¡¡Mamá yo quiero ser gabacho!!!
lunes 18 de octubre de 2010, 20:14h
Estos muchachos son la leche en bote. Están tan acostumbrados a que todo el mundo les dore la píldora del poder, a la sonrisa y al "si bwana", que no admiten ni un reproche, ni una queja, ni una sola bronca del personal. Y, claro, el personal en cuestión, harto de coles de crisis, de despidos y de colas del paro, está como para aplaudirles, vamos como para que les hagan la ola. Digo yo que más les vale que se vayan acostumbrado porque de aquí hasta que se celebren las elecciones de 2012 van a producirse bastantes broncas públicas como las de Madrid el 12 de octubre o la de Sevilla el pasado domingo, y no sólo a Zapatero sino a todos y cada uno de sus ministros y ministras, a Griñán y a sus consejeros y consejeras y a Monteseirín y sus concejales y concejalas, a todos los que se pongan por delante. A ver, es lo que toca. Demasiado poco le chillan para lo que se merecen. A uno hay veces que le entran ganas no de gritarle, sino de bastante más. Si lo que les gusta es una "claque" que les ría las gracias y les dé vivas a sus personas y sus queridas madres más les vale que se ciñan a acudir a los mítines del PSOE donde tienen asegurados los vítores y los bravos. Más les valdría no quejarse demasiado de los abucheos y que se fijen en nuestros vecinos del norte, no vayamos a imitarles. Porque ya lo dice el refrán español, "cuando las barbas de tu vecino veas pelar,..."
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero habría que comparar las huelgas que están llevando a cabo los franceses y la huelga general española del pasado 28-S. Yo estoy cada día más convencido de pedir la extradición a Francia. Ya están viendo como se las gastan en el país vecino. Si antes me daban envidia por tener un presidente como Sarkozy, ahora me la dan por demostrarle a Europa cómo se protesta. Los franceses siempre han sido los adalides de las revoluciones sociales. Desde 1789 tuvieron claro lo que querían y, si no lo conseguían por las buenas, se echaban a la calle y armaban la marimorena. Ahí está la propia Revolución Francesa o el Mayo del 68. No sé al final quien ganará el pulso si Sarkozy o los sindicatos, pero uno y otros están poniendo toda la carne en el asador y demostrando que si alguien quiere algo, tiene que luchar por ello. Francia entera está casi paralizada por la reforma de las pensiones, Lo que son las cosas...y los pueblos. Allí, con una tasa de paro del diez por ciento, el Gobierno quiere reformar el sistema de pensiones pasando la jubilación de los 60 a los 62 años y ya ven la que se ha liado. Aquí, con casi un 22 por ciento de parados (más del doble que en Francia) no se mueve ni Dios y, encima, Zapatero quiere retrasar la edad de la jubilación a los 67 años (cinco años más que los franceses) y nadie protesta. Quien algo quiere, algo le cuesta. Qué quieren que les diga, tenemos el Gobierno que nos merecemos.
Algunos de mis lectores insisten en no creerse que en España haya cinco millones de parados. "Si fuesen así esas cifras, afirman, se habría producido una verdadera revolución social, estarían quemando coches en las calles". No seamos incautos. Aquí las masas se suelen mover por impulsos atávicos que afectan más al corazón que a la cabeza. Aquí la gente es capaz de echarse en masa a la calle y hacer barricadas en defensa de la Selección Española de Fútbol o para que el equipo de su pueblo no baje a Segunda División, pero no mueve un dedo para protestar por la bajada de sueldos, por la congelación de las pensiones o por acabar en el paro. Es lo que hay. Por ello, insisto, estoy pensando pedir que me extraditen a Francia. Al menos allí tienen los suficientes redaños como para plantarle cara a su Gobierno. Aquí, de momento, nos conformamos con abuchear a Zapatero, a Chaves o a Griñán, aunque después, a la hora de la verdad, volvamos a acudir a las urnas para votarles de nuevo. Así nos va. Por todo ello, repito, ¡¡¡Mamá yo quiero ser gabacho!!!...