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Las exportaciones españolas, amenazadas

El mercado de divisas, ¿una nueva burbuja especulativa?

El mercado de divisas, ¿una nueva burbuja especulativa?

viernes 15 de octubre de 2010, 13:44h
>> China está presionando y Estados Unidos ha reaccionado con todas las armas proteccionistas
>> El euro está fortaleciéndose, lo que encarece las exportaciones españolas
>> La recuperación del sector exportador es clave para la salida de la crisis
>> La intervención de los especuladores puede hacerse incontrolable


Preocupa, y mucho, en el ámbito económico la inestabilidad del mercado de divisas, que para algunos expertos es màs bien el germen de una nueva burbuja especulativa, y que para España supondría un serio revés en las exportaciones al encarecerlas, claves para la recuperación de la economía española. Los inversores han agotado el sector inmobiliario, la especulación con la deuda soberana y parece que han fijado el interés por las divisas, ya que el petróleo y las materias primas están en horas bajas. El último en opinar, José Manuel González Páramo, miembro del BCE, lo ha negado.
Dominique Strauss-Khan, el director general del FMI, ya lo ha advertido; el último informe de la OCDE lo describa como el peor escenario al que pueden enfrentarse tanto los países más ricos como los menos desarrollados, y todos los indicios apuntan a que la guerra de divisas será inevitable si la próxima reunión del G-20 no lo impide. Hace ya varios días, el director del Fondo Monetario Internacional (FMI), alertó de la utilización "casi militar" que se está haciendo de las divisas y su valor cambiario como un arma para atacar a otros países. “El tipo de cambio debería reflejar los fundamentos económicos; el exceso de volatilidad es negativo para la estabilidad financiera internacional”, remarcó el director del FMI.

No obstante, la escalada parece ir subiendo en intensidad. El previsible aumento de dólares en el mercado ha disparado la venta de esta divisa y los inversores han preferido acudir a otras divisas más rentables como la moneda europea, así como el oro, que se vende ya a más de mil trescientos dólares por onza como forma de equilibrar la caída del billete verde.

El proteccionismo, en la raíz del problema

En el convencimiento de que la salida de la crisis es un problema sólo nacional y no global, todos los países están aplicando medidas proteccionistas para impulsar sus exportaciones: el problema es que cuando varios países lo hacen al mismo tiempo se producen tensiones el mercado cambiario, que están siendo aprovechadas por los especuladores, en una espiral que si los gobiernos no controlan a tiempo, va a ser imparable.

China es la 'madre' del problema, tanto por mantener bajo el nivel de su divisa, pegada absolutamente al dólar, como por su insaciable apetito de materias primas, incluidas las energéticas. Pekín argumenta que acceder a encarecer el yuan o renminbi tendría como consecuencias una fuerte pérdida de puestos de trabajo y posibles y graves revueltas sociales.

Brasil ha reforzado ya su control de cambios y Corea del Sur anuncia decretos parecidos si prosigue el descontrol de los mercados de divisas. Se trata de una espiral peligrosa, como lo reconoció Robert Zoellick, el presidente del Banco Mundial, cuando afirmaba que “si se continúa permitiendo que crezca el conflicto y que surjan cualesquiera formas de proteccionismo, estaremos en riesgo de repetir los mismos errores de los años 1930”.

Implicaciones para España

El panorama es este: países como China mantienen artificialmente baja su moneda y otros, como Japón y Tailandia, están actuando para devaluar sus divisas con el objetivo general de facilitar sus exportaciones. El euro, por contra, se encuentra muy apreciado respecto a su principal competidor comercial, el dólar. Esta coyuntura es muy dañina y ya está originando problemas, como por ejemplo para una parte considerable de los exportadores valencianos.

Así, el antiguo secretario de Estado Henry Kissinger pronunciaba una conferencia hace pocos días en Ginebra en la que advertía del peligro de que las nuevas potencias emergentes acompañaran su fortísimo crecimiento económico con una explosión de nacionalismo. “Sería volver a los últimos años del siglo XIX –decía- o los primeros del siglo XX, y cuyas rivalidades entre los más poderosos condujeron a la carnicería de aquella Primera Guerra Mundial”.

Kissinger añadiría después que cuando aparece el caos resulta muy difícil reconducirlo, que ese proceso de encauzamiento es siempre doloroso y a menudo sangriento, y que en todo caso más pronto o más tarde la consecuencia será entonces el alumbramiento de un orden nuevo que arrasará con todo lo anterior.

Niegan la existencia de guerra

Ashraf Laidi, estratega jefe de mercados de CMC Markets, es de la opinión de que no se va dar una guerra de divisas. “Esta sería sólo posible si el Congreso de los EEUU logra convertir en ley alguna propuesta legislativa que fuerce a China a revaluar el Yuan. Si logran imponer aranceles compensatorios y China responde entonces si estaríamos ante una guerra de divisas. Pero las posibilidades de que ocurra algo así son menores a un 50%”, explicó ayer en una conferencia en Madrid.

Por su parte, el miembro del consejo del BCE, José Manuel González Páramo, acerca de la "guerra de divisas" entablada entre Estados Unidos y China, aseguró que la inestabilidad cambiaria es mala tanto para la estabilidad financiera como para el crecimiento económico, y aseguró que existe un diálogo permanente entre las distintas autoridades con el objeto de salvaguardar dicha estabilidad.
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