Con el pacto con el PNV seguramente va a salvar
Zapatero estos presupuestos y lo que le queda de Legislatura. Pero se lo debería hacer mirar. Ese año y medio largo de huida hacia adelante va ser un cruento vía crucis para él y el inicio de la desbandada entre los suyos. Si nada cambia pronto serán más, muchos más, los que sucumbirán entre sus seguidores a la tentación de negarle más de tres veces antes de que cante el gallo.
Seguramente
Rubalcaba se está lamentando hoy de aquella frase suya sobre
Tomás Gómez. El hombre que según él lo único que vendía para recibir votos en las primarias de Madrid era “que le ha dicho no a Zapatero”. Ahora todo el aparato del PSOE ha constado que el no a ZP cotiza al alza.
Han dicho un no democrático y militante en el PSOE de Madrid, porque Tomás Gómez ha rentabilizado el descontento de la sufrida base y el descoloque de los mayores de la casa: ex presidentes, ex ministros y ex altos cargos internos que fueron laminados por el hoy presidente del Gobierno desde que llegó a la secretaría general socialista hace 10 años. Dijeron un no ruidoso y reivindicativo hace una semana millones de trabajadores. Bajo el lema de “!así,no!” el 29S se paralizó una parte del país; otra no lo hizo, no por falta de ganas sino para llegar mejor a fin de mes, y centenares de miles de personas recorrieron las principales ciudades tras pancartas con una palabra en letras bien gordas: “¡Rectificación!”.
Son solo dos estaciones del vía crucis, quizás las más dolorosas de todo el recorrido, porque en ambas han sido los suyos quienes le han vapuleado. Un miembro de la dirección socialista salía hace unos días de la reunión de la ejecutiva contando con los dedos de la mano: “¿Dónde están los nuestros?”, se preguntaba. “Hemos pisado los callos a los pensionistas, a los que se van a jubilar, a los funcionarios, a los sindicatos, a las familias, a los que ayudábamos a comprarse piso…” Pero por mucho que estos días sean de vinagre y espinas aún le quedan a ZP muchos golpes y caídas por sufrir como a un nazareno camino de un seguro sacrificio: posible pérdida del gobierno autonómico tras el 28N de las catalanas; derrotas en comunidades autónomas y ayuntamientos ahora gobernados por los socialistas tras el 22M11 de las elecciones municipales y autonómicas; la nueva bronca con los sindicatos y con la oposición para hacer la reforma de las pensiones; la próxima encuesta de población activa que previsiblemente seguirá siendo adversa; las cifras de bajo crecimiento o de recesión trimestral; las embestidas siempre posibles de los mercados por mucho que
Elena Salgado embride el déficit…
Los estrategas de Ferraz deberían buscar una pócima que alivie tanto sufrimiento a sus siglas y una salida honrosa para las elecciones generales de 2012. Queda mucho hasta la votación final pero ni el optimismo antropológico de Zapatero va a impedir que crezca la oleada cada vez más encrespada de cabreo entre votantes y militantes. Se lo debería hacer mirar. Lo malo es que las bases socialistas, como los seguidores de Tomás Gómez el domingo en Madrid, también les pueden estar diciendo que no a quienes tendrían que pilotar la maniobra: a
Manuel Chaves, a
José Blanco, a
Alfredo Pérez Rubalcaba y a los demás hombres y mujeres fuertes en el aparato del partido.
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