En torno al seguimiento de la presunta, sólo presunta, huelga general se han producido, como cabía esperar, las más dispares valoraciones, pero la realidad es terca, y en este caso, cruel para los sindicatos convocantes. En el caso de Madrid, inevitablemente significativo por la residencia de los poderes políticos del Estado, el seguimiento fue incluso menos que modesto, y ello a pesar de las actuaciones sobre una parte de los servicios públicos de transporte, en concreto, los autobuses, siendo por cierto generalmente comentada la muy distinta actitud, a la hora de asegurar la movilidad de los ciudadanos, del Gobierno de la Comunidad, que aseguró en buena parte los servicios de transporte interurbano, y el laissez faire del Ayuntamiento respecto a los servicios de transporte urbano.
Sea como fuere, el caso es que las huelgas generales son actuaciones límite y se ganan o se pierden, sin fáciles medias tintas. Esta huelga general la han perdido demasiado visiblemente los sindicatos convocantes, lo que deja a sus líderes en muy mala posición negociadora cara a futuras y probables medidas de ajuste. Cuestión aparte y muy distinta es si el Gobierno sale fortalecido o no por el fracaso del desafío sindical, lo que admite muy diversas versiones e incluso matices.
Salen inocultablemente debilitadas las organizaciones sindicales, que no han sido
capaces de movilizar a los trabajadores, pero sin que eso signifique necesariamente el fortalecimiento del Gobierno, concepto que pasa de manera obligada por la aprobación o no de los Presupuestos Generales para 2011, esto es, por cómo vayan las intensas negociaciones, más o menos visibles o subterráneas, entre el Gobierno y los partidos PNV, CC, ERC y BNG, descartada como está cualquier debilidad negociadora por parte de CiU, que en esos momentos ya habrá vuelto a gobernar, probablemente con muy sólida mayoría, en Catalunya. El pronóstico, tras la jornada de ayer, se ha vuelto más difícil, porque la eficaz resistencia del Gobierno a una convocatoria de huelga general es inevitable que se traduzca en cierto grado de fortalecimiento. ¿Incluso de fortalecimiento parlamentario? Probablemente, sí.
Lo cierto es que en la dirección del PNV dan por cobrada la cabeza de
Patxi López y por tanto, la recuperación de Ajuria Enea, al módico precio del respaldo parlamentario a los Presupuestos, y que en Canarias se tienen por conseguidas, al mismo módico precio, importantes partidas presupuestarias, necesarias para los importantes planes de desarrollo del Archipiélago, amén de otras ventajas de estabilidad política local.
El final del final es que
Méndez y
Toxo, con toda seguridad muy a pesar de sus deseos, le han hecho un extraordinario favor a
Rodríguez Zapatero, al convocar y perder una huelga general. Ahora le toca mover ficha al partido mayoritario de la oposición, esto es, al PP, para el que los gratos tiempos del laissez faire, laissez paser se han terminado, con sus electores cada vez más descontentos para una falta de iniciativa y fuerza que son ciertamente incomprensible en las circunstancias actuales. Los últimos dos meses del año van a ser políticamente apasionantes y es probable que veamos algunas tomas de posición que no eran fácil de imaginar antes de la convocatoria y fracaso de la huelga general. Ayer han cambiado si no las reglas, por lo menos los parámetros del juego. Lo que ya no vale es quedarse cómodamente sentado a esperar que sean otros los que muevan ficha.