Pero reitera que la reforma actual es imprescindible
Tras la huelga, Zapatero espera alguna señal para el diálogo
>> Los contactos no se reanudarán hasta mediados de octubre, con nuevo ministro
>> Ha descartado que vaya a haber más subidas de impuestos
>> Pero Salgado dijo ayer que habrá más reformas si la situación lo requiere
El paro sigue dando disgustos: se
viernes 01 de octubre de 2010, 11:19h
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha referido finalmente a la huelga. Tras el paro del pasado miércoles dice que trabajará con prudencia "para no levantar expectativas", pero ha reafirmado su intención de restablecer el diálogo social. "Esperaré a que los sindicatos envíen alguna señal", ha afirmado tras puntualizar, no obstante, que los contactos no comenzarán en ningún caso hasta mediados de octubre cuando, según ha anunciado, nombrará al nuevo ministro de Trabajo.
"Tenemos que dejar que las aguas se serenen un poco después de la huelga general", ha afirmado Zapatero durante una entrevista en RNE, en la que ha reiterado que la reforma laboral se mantendrá. Según ha afirmado, el objetivo de esa ley ha sido "evitar la sangría de empleos durante la crisis".
Zapatero ha insistido en que no rectificará la reforma laboral, a pesar de lo que han pedido los sindicatos, porque es "imprescindible" y necesaria para el país. El presidente ha reiterado que las reformas que ha acometido el Gobierno son "duras" y "difíciles", pero que permitirán una senda de "estabilidad de las cuentas públicas ante el mundo", y una recuperación económica "que va a ser lenta".
Durante la entrevista, Zapatero ha afirmado que España "necesita reformas y decisiones difíciles para salir de la crisis y para que el nuevo periodo de crecimiento sea mejor". Según ha añadido, "la responsabilidad del gobernante es garantizar la cohesión social y hacer las reformas necesarias" para salir de la crisis. "La responsabilidad de afrontar la dificultad es del Gobierno y yo lo voy a hacer con todas las consecuencias", ha sentenciado.
Según ha asegurado, las dificultades no se solucionarán de forma inminente. "Nos va a costar dos años hasta que veamos un crecimiento económico sólido", ha afirmado el presidente antes de garantizar que trabajará por mantener la cohesión social. Además, ha dicho que todavía habrá altas tasas de paro en el futuro, porque el empleo "es lo último que se recupera" después de una crisis económica. Precisamente, el presidente prevé una subida del paro en septiembre porque, ha recordado, es un mes en el que suele aumentar el desempleo.
Incremento fiscal
Sobre posibles nuevas medidas, Zapatero ha descartado que el Ejecutivo vaya a aprobar más subidas de impuestos para 2011 porque, según ha dicho, las previsiones de ingresos y gastos para el próximo año se van a cumplir, por lo que no será necesario aplicar un nuevo incremento fiscal. Pero lo dicho contradice a su minsitra de Economía, Elena Salgado, que advirtió ayer de más recortes y reforma si la situación económica lo requiriese.
Asimismo, el presidente señaló que es fundamental estimular ahora la inversión privada y extranjera, facilitando el crédito y la confianza de los inversores. "Debemos hacer una fuerte acción para atraer inversión extranjera, que es la palanca para que esta recuperación económica muy débil vaya consolidándose", insistió, tras indicar que el recorte del 30% de la inversión en infraestructuras para 2011 es "muy limitada" si se compara con el volumen del PIB.
Preguntado sobre si volverá a presentarse a las próximas elecciones generales, Zapatero ha asegurado que en estos momentos sólo está centrado en "sacar al país de la crisis" y no en la reelección. Además, ha negado que su negativa a despejar esa incógnita esté causando una crisis interna en el PSOE. "El partido no está nervioso, está preocupado porque hemos tenido que tomar decisiones difíciles", ha explicado.
Respecto al nuevo ministro de Trabajo, que sustituirá a Celestino Corbacho, ha dicho que "es difícil" que no tenga un perfil político pero que, sobre todo, tendrá "ambición renovadora" para introducir cambios profundos en el sistema público de empleo y de las políticas activas