Me imagino que a estas alturas el equipo de
Tomás Gómez se estará tirando de los pelos ante los ríos de tinta que ha provocado la foto de
José Barrionuevo junto a
Joaquín Leguina y
Juan Barranco en la conferencia que ofreció la semana pasada en el Forum Europa el secretario general del PSM, al que no asistió, evidentemente, ni un solo dirigente de la dirección federal del PSOE.
La presencia de Barrionuevo en dicho acto, ciertamente, fue algo desafortunado. Y no porque no tenga derecho a ir donde le dé la gana, sino porque su imagen está y estará de por vida vinculada a los GAL aunque haya pagado con la cárcel y con otras duras penitencias su responsabilidad en aquella intolerable y deleznable guerra sucia del Estado contra el terrorismo de ETA. Los colaboradores de Gómez deberían haber tenido en cuenta las consecuencias de esa foto y haberla evitado, pero parece ser que no quisieron.
Claro que si nos ponemos a desmenuzar las cosas, convendría recordar que Barrionuevo representa el pasado tanto como cualquier otro dirigente de la época de
Felipe González, al que ciertos medios de comunicación y dirigentes políticos, incluso uno muy insigne de la izquierda, hoy jubilado, – no hace falta dar nombres- colocaron sobre su cabeza la X de los GAL. ¿Si González hubiera estado en un acto de Trinidad Jiménez apoyando su candidatura se habría armado el revuelo que se ha armado?. No lo creo. Otro tanto podría decirse de
Alfredo Pérez Rubalcaba, el incombustible Rubalcaba, que ha logrado sobrevivir a todas las etapas del PSOE siempre en primera línea de fuego. Pocos dirigentes hay en el partido con más pasado que él, incluido el
de la etapa de los GAL. Y su posicionamiento al lado de
Trini ha sido claro y es tan legítimo como el de cualquier otro que pueda ofrecerse a Gómez contra el que, por cierto, el actual titular de Interior se ha lanzado a degüello.
Por eso me parece perverso vincular la foto de Barrionuevo con la del líder del PSM dando a entender que con su presencia en el desayuno de Forum Europa el aspirante a presidir la CAM se hace cómplice de ese turbio pasado, como torticeramente, a mi entender, han hecho algunos insignes políticos, tertulianos y también el diario El Mundo, que abre a toda página su edición de hoy desempolvando un supuesto pago de 600 millones de las antiguas pesetas por parte de
Txiki Benegas al policía Amedo para que cambiara su declaración sobre el caso GAL, y colocando en el centro de la página una gran foto de Gómez y su frase: “me siento orgullo de Felipe y de nuestro pasado”. La intencionalidad es clara. Si eso no se llama ‘manipular’ que venga Dios y lo vea.
Los delitos que cometió Barrionuevo y otros miembros de la cúpula de Interior datan de hace casi veinticinco años años. Tomás Gómez debía tener entonces unos 18 años. Vincularle con ese pasado o insinuar que cuenta con su aquiescencia las fechorías de los GAL no solo es malévolo sino que es una repugnante estrategia de esta cruenta campaña que están librándose en las primarias del PSOE por el poder en Madrid. Pero no lo es menos que su contrincante, Trinidad Jiménez, utilice la foto, también torticeramente, para descalificarle. El feo gesto de la ministra de Sanidad delata el nerviosismo que la invade ante la posibilidad de que el líder del PSM pueda derrotarla en las primarias. O, al menos, eso es lo que yo deduzco y sospecho.
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