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Wara Wara

Wara Wara

jueves 16 de septiembre de 2010, 10:59h
Definitivamente hay que escuchar la historia como la cuenta la cineasta Verónica Córdova. La del amor de Wara Wara, la de la desaparición de la película, la de su reaparición. No es sino la laberíntica búsqueda del cine fundador boliviano. Y la búsqueda de nosotros mismos.

La película silente Wara Wara es propuesta al público boliviano de 1930, recoge éxito y más tarde desaparece. Un poco como lo hace su director, José María Velasco Maidana, que después de plantear una propuesta sólida de varias pieles, música, cine, pintura y danza, no vuelve más al país. En verdad sus huellas profundas esperaban en algún depósito de Sopocachi. Un día el nieto abre puertas y baúles y nos lo devuelve: pinturas, partituras, escritos y latas de películas cuyo destino era, por los materiales que la componían y el peso del tiempo, desaparecer. Es cuando estas piezas nuestras llegan a las manos indicadas: Cergio Prudencio y Pedro Susz. Es momento de invocar la voz extraviada. Toca resucitar la música y dar luz a las imágenes. Cergio nos debe una segunda columna dominical sobre su camino al lado de Velasco Maidana.

Hoy preguntémonos sobre el escurridizo recorrido de las latas de películas. Preguntemos a Pedro Susz qué sintieron sus manos al tocar esos rollos destinados al olvido que conservaron la esperanza dentro de un baúl, cobijados por la temperatura ideal. Preguntemos a Pedro cómo siguieron esos rollos ese largo camino de resucitación en Alemania y años más tarde en Italia, y qué sintió cuando se enteró de que no era la película sino el “material sin editar”. Preguntemos al cineasta Fernando Vargas qué le empujó a decir un día “aquí hay una película” y cómo la rearmó y qué sintió cuando se recuperó, de la nada, un rollo de cinta más. Preguntemos a Prudencio cómo se revive la música de una restauración. Preguntemos a todas las manos que han ayudado a reconstruir el rompecabezas, como las de Eduardo López, qué les dio energía para seguir pese a las desapariciones constantes y pese al paso pesado de los años. Preguntemos a Marina Núñez del Prado y Arturo Borda qué se siente volver. Preguntemos a José María Velasco Maidana por qué nos hizo creer que se había ido en 1941 cuando no hace sino estar entre nosotros.

Este 23 de septiembre volveremos a contarnos el amor de Wara Wara que no es la historia de Wara Wara sino la nuestra propia, atrapada y alimentada por el encuentro-desencuentro con el otro. La cinta sigue viva. Las ideas también. Es el amor después del amor. Y la historia detrás de la historia.

Claudia Benavente
es periodista.
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