En el foro de Nueva Economía se ha dado cita la práctica totalidad de la dirección nacional del PP: desde el presidente-fundador,
Manuel Fraga, hasta el presidente real, Mariano Rajoy, que actuó de presentador, acompañado, claro está, de su plana mayor:
Dolores de Cospedal,
Soraya Sáenz de Santamaría,
Jorge Moragas y
Pío García Escudero. También se dieron cita -estuvieron juntos, pero no revueltos- el alcalde
Ruiz-Gallardón y la 'lideresa' madrileña,
Esperanza Aguirre.
Se trataba de la presentación oficial de la presidenta del PP catalán,
Alicia Sánchez-Camacho, en Madrid, rompiendo el fuego preelectoral para los comicios autonómicos del 28 de noviembre. Sánchez-Camacho fue presentada por un Mariano Rajoy que le dedicó grandes elogios personales y que aprovechó su breve intervención para remachar que el PP acudirá al Tribunal Constitucional para obligar al Grupo Socialista a debatir en el Congreso la revalorización de las pensiones, algo a lo que el PSOE se niega. A Sánchez-Camacho la calificó de "comprometida, segura y viable, tiene sentido común y es garantía de estabilidad y de equilibrio".
Una campaña muy dura
"Mi partido va a ser decisivo para un futuro gobierno catalán". Así de explícita inició la 'lideresa catalana' su intervención ante ese foro empresarial madrileño, ofreciendo algunas claves de lo que ocurre en Cataluña con el tripartit en particular y el nacionalismo en general: quieren más intervencionismo y menos libertad; han creado una Administración ineficiente; la Diada es utilizada para un discurso independentista; el Partido Socialista ha favorecido el separatismo; CiU ha iniciado ahora la senda del victimismo y del independentismo; Ciutadans y UPyD son partidos de izquierda, y, en definitiva, el PP es el único partido que garantiza que todo siga como siempre, con una Cataluña engarzada en España.
Así, la campaña de los populares catalanes se centrará en cuatro objetivos: defensa de los valores en una sociedad plural y diversa; el desarrollo de una 'Cataluña de la libertad', especialmente en lo lingüístico; recuperar el liderazgo económico, social y cultural de Cataluña en el conjunto español frente al hecho de que "
Artur Mas parece querer convertirse en el próximo
Ibarretxe catalán", y recuperación económica con el anuncio de un plan de austeridad y de una reforma fiscal que rebaja el impuesto en el tramo autonómico y suprima el de sucesiones.
De pactos, ni hablar
En el turno de preguntas, Rajoy, sentado a su lado, pasó alguna 'chuleta' verbal a Sánchez-Camacho, sobre todo en el controvertido tema de los pactos postelectorales. ¿Pactarán con CiU? ¿Lo harán con el PSC al estilo de
Basagoiti en el País Vasco con
Patxi López? Ni una respuesta directa.
"Es el momento de que el PP sea el partido de Gobierno", se enrocó Sánchez-Camacho, "ha llegado el momento de que tenemos que formar parte de un Gobierno en Cataluña", abundó. ¿Significa lo anterior que no sirve la fórmula de Basagoiti para Cataluña? La presidenta de los populares catalanes no despejó más incógnitas, salvo, acaso, señalar que es difícil pactar con una CiU en deriva independentista.