Barbarie en Irán

Sakineh Ashtiani, una mujer de 43 años, madre de dos hijos, aguarda en una cárcel iraní a que el gobierno de su país y el tribunal islámico que la juzgó decidan si morirá. Ashtiani fue condenada hace cuatro años por mantener “una relación ilícita” con el primo de su marido. Como castigo recibió 99 latigazos y la pérdida de su libertad. Luego la “justicia” resolvió que además debía morir por lapidación, para lo cual, será enterrada hasta el pecho y golpeada hasta la muerte con piedras que no sean tan grandes como para matarla de forma instantánea ni tan pequeñas que no le causen daño.

Más de 200.000 personas en todo el mundo han firmado un manifiesto que demanda la libertad de Sakineh Ashtiani. Por el momento ya se consiguió que la sentencia quede en suspenso.

Varios estados del mundo han intercedido por ella, pero el Gobierno ecuatoriano, que considera a la tiranía de Irán como un gran amigo y aliado, aún no se pronuncia públicamente.