La espita la abrió el Presidente del Gobierno cuando hace unos días, en Mallorca, anunció que el recorte explicado por el ministro de Fomento para las obras de infraestructuras iba a ser revisado; es decir, iba a ser menos recorte del anunciado. Hay que reconocer que José Blanco anunció el tijeretazo con convicción y, por el tono empleado, parecía que la decisión era definitiva. Además, los ciudadanos lo entendieron aún cuando no les gustara, sobre todo en aquellas comunidades que veían como sus anunciadas obras quedaban a la espera de mejores tiempos.
El primero en levantar la voz fue el Presidente de Cantabria, a quien le parece un oprobio llegar a Santander a través de Bilbao. Tan oprobio le pareció que amenazó con dejar el Gobierno cántabro hecho trizas. Se enfadó y se le atendieron sus demandas, de manera que Santander tendrá su propio AVE sin rozar Bilbao. No es cuestión de ponerse a discutir sobre antecedentes históricos o supuestos agravios y, ni mucho menos, a poner en cuestión el derecho de los cántabros a tener AVE. ¡Sólo faltaba¡ Pero el mundo no se hubiera hundido, ni los cántabros se hubieran convertido en ciudadanos de segunda, si para llegar a Santander antes hay que pasar por Bilbao. La distancia entre ambas ciudades es un suspiro del AVE, pero probablemente un ahorro importante.
Si Revilla consiguió lo que quería era imposible cerrar la carpeta y olvidar otras reivindicaciones. El Presidente, consciente de la situación, anunció, para sorpresa de todos, que el recorte se iba a suavizar. De la sorpresa surgió la duda: ¿de dónde iba a salir ese dinero? La respuesta llegó el miércoles en una peculiar rueda de prensa de la vicepresidenta Elena Salgado y el ministro de Fomento, José Blanco. El, que tuvo que lidiar con el recorte inicial, ahora podía ofrecer 500 millones de euros más que tratándose de infraestructuras no deja de ser una cantidad bien escueta; pero es que, además, Salgado dijo que de subida de impuestos nada de nada, salvo, y según las circunstancias, pequeños ajustes echando arena encima de las declaraciones del propio ministro.
Esos 500 millones van a salir de la rebaja de intereses que el Estado tiene que pagar y como a Elena Salgado, según dice, las cuentas le cuadran, no habrá subida de impuestos. En principio hay que atribuir más autoridad a la vicepresidenta que al ministro, pero en esto de los impuestos somos muchos los que creemos que Blanco nos cuenta la verdad más verdadera. El subir impuestos tiene sus riesgos y el principal es que no está demostrado que a mayor presión fiscal mayor recaudación; pero hay algo objetivamente cierto y que el propio ministro ha dicho en más de una ocasión y que el miércoles repitió poniendo cifras: el mantenimiento de nuestras actuales infraestructuras cuesta seis millones de euros ¡al día¡ Está muy bien tener AVE y aeropuertos y buenas autopistas, pero nada es gratis.
Blanco, que se pasa el día manejando esas cifras, ha llegado a la conclusión, bien certera, de que quizás estamos haciendo un país difícilmente sostenible. Un país estupendo pero caro, carísimo y eso, tarde o temprano, habrá que afrontarlo. El ministro de Fomento lo viene avisando desde hace tiempo y mal haría el resto del Gobierno y muy irresponsables seriamos los ciudadanos si despreciáramos esas advertencias.
Quedan cuarenta días para que el Ejecutivo presente su proyecto de Presupuestos. Ahora toca hacer números y la tarea no va a ser nada fácil. Hasta el último momento no tendremos certeza alguna, porque es seguro que hasta el último momento los números se verán condicionados por las necesarias negociaciones con otros grupos necesarios para que el Gobierno pueda sacar adelante las cuentas públicas.
Escucharemos previsiones y unos y otros hablarán de millones de euros con una alegría pasmosa, pero no hay que perderse en el bosque de las palabras. Lo único cierto de momento son esos 500 millones para Fomento. A partir de ahí, todo puntos suspensivos, incluida la subida de impuestos que al final no será tal. Se llamarán tasas o algo similar. El Gobierno no hará los Presupuestos que quiera, sino los que puedan. De momento el Ejecutivo hace números.