El impacto de la crisis en el país de la samba ha sido menor
Brasil, con su boom constructor, adelanta a España como octava economía mundial
El plan de inversiones en infraestructuras (PAC2) prevé 700.000 millones de euros hasta 2016
Se construirá un millón de viviendas sociales con empresas españolas
Telefónica, Santander o Iberdro
jueves 19 de agosto de 2010, 11:49h
Ni en los mejores momentos de gloria, España ha podido acceder al Olimpo del G-7, el grupo de los siete màs grandes del mundo económico, pero es que tampoco forma parte ya del sueño de los ocho más grandes del mundo. Con las cifras oficiales parciales de este último año, Brasil superó a España, convirtiéndose en la octava economía mundial gracias al 'boom' constructor derivado de las olimpiadas de 2016.
La configuración del nuevo “podio” de economías mundiales se desprende de las cifras oficiales de los últimos doce meses recogidas por la agencia Bloomberg desde el segundo trimestre de 2009 al primero de 2010. En ese tiempo, el Producto Bruto Interno (PBI) de Brasil ha superado los 1,8 billones de dóalres, mientras que España apenas se ha recuperado de la crisis, 1,5 billones de PBI nominal.
Los datos reales confirman así algo que ya habían previsto algunos organismos, dado el profundo impacto de la crisis en España. Incluso, la diferencia podría ser mayor si se equipara el PBI a las dos monedas que se usan en ambos países (real en Brasil; euro en España) por la sobrevaluación del euro.
El boom constructor
Brasil, en cambio, vive un ascenso sin tregua, parecido al que vivió España con la Expo de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona de los años noventa, y más recientemente, con el boom del ladrillo asociado al descenso de los tipos de interés en la década del año 2000. Lo cierto es que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva no se cansó de repetir la idea de la crisis como una “oportunidad” y prometió ser el primer país de América latina en superar la recesión, ayudado por un mercado interno de 193 millones de consumidores y el afloramiento de la clase media.
La economía brasileña es la típica de un país emergente: es un fabricante competitivo en varios productos como café y zumos, ropa deportiva, metalurgia, o equipos de transporte, entre otros, pero le faltan infraestructuras e industrias de alta tecnología. El sector minero es uno de los más estables y que más divisas genera, además posee una importante reserva de petróleo y una elevada producción de gas.
Pero es en el sector de construcción, infraestructuras y vivienda, donde en los próximos años se necesitarán locomotoras diesel y eléctricas, vagones, materiales ferroviarios para las líneas de nueva creación, como la unión de la red Centro-Oeste-Norte-Nordeste, sistemas de señalización del transporte, nuevos materiales, aislamiento acústico para las carreteras, sistemas de gestión de puertos, aeropuertos, transporte urbano, materiales de construcción para los nuevos estadios de fútbol que se construirán para el Mundial de Fútbol de Brasil 2014 y las correspondientes infraestructuras destinadas a las Olimpiadas de Río de Janeiro 2016. Precisamente, el presidente del país, Luiz Inácio Lula da Silva, presentó en marzo de este año un ambicioso plan de inversiones en infraestructuras (Programa de Aceleración del Crecimiento, PAC2) que alcanza la cifra de 700.000 millones de euros hasta 2016.
De este ambicioso plan, la mayor partida es la de energía. 478.000 millones destinados principalmente al desarrollo de infraestructuras de petróleo y gas (385.000 millones) y a la generación de energía eléctrica (60.100 millones). Las renovables se llevan 1.000 millones. En cuanto al capítulo de transportes, la mayoría de los 48.000 millones de euros irán a parar a autopistas (22.100) y vías ferroviarias (20.240). El resto se repartirá entre puertos, aeropuertos y vías menores.
En paralelo, existe un gran plan de construcción de un millón de casas populares en dos años. Una iniciativa que demandará inversiones por más de 15.000 millones de dólares (unos 11.200 millones de euros).
Impacto de la crisis
Mientras que otros países sufrieron más la caída de la demanda desde Estados Unidos, la economía brasileña, cuyo principal cliente es China, apenas sufrió dos trimestres de crecimientos negativos entre 2008 y 2009. Luego el real brasileño comenzó a depreciarse hasta en un tercio de su valor a cierre de 2008, lo que reanimó las exportaciones. Así, en el segundo trimestre de 2009, Brasil ya crecía un 1,1% respecto al anterior. Y según las estimaciones del Banco Central, la expansión podría ser de 7% y 11% en 2010 y 2011, respectivamente.
España está lejos de este dinamismo. Después de siete trimestres en recesión, la economía apenas llegó a crecer en una y dos décimas los primeros trimestres de este año y no se descarta volver a tasas negativas a final de 2010. El desempleo, la mayor preocupación del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, supera el 20% de la población activa y el déficit previsto para este año es de 9,3% del PBI.
En Brasil el impacto de la crisis se sintió más en la producción industrial, que cayó 21% entre octubre y diciembre de 2008, pero el comercio minorista fue clave para mantener el crecimiento, así como un extenso programa de obras públicas.
No obstante, habrá que esperar a los datos definitivos de diciembre para confirmar el ranking. Días atrás también se conoció que el PBI nominal de China supera al Japón como segunda potencia con datos parciales de 2010, aunque su PBI per cápita es diez veces menor que el japonés, en una señal de que sigue siendo, pese a todo, una potencia emergente. A esto se suma que China ya había desplazado a Alemania como principal país exportador.