Peor, imposible. O casi. En pleno mes de agosto, en plena preparación de los equipos para la nueva temporada, sobre todo, con los jugadores internacionales de La Roja recién llegados de vacaciones, a la Federación Española de Fútbol no se le ocurre otra cosa que montar un partido de la selección amistoso. Amistoso y a miles de kilómetros de nuestro país: en México.
Por mucho que haya recaudado la Federación -aunque el presidente federativo,
Ángel María Villar, cerró el contrato con el país norteamericano antes del triunfo de La Roja en el Mundial-, no es lógico obligar así a la Selección a este desplazamiento sin interés deportivo alguno. Además, como era obligatorio llevar a la mayoría de los titulares, Villar también ha puesto en un brete a
Vicente Del Bosque, que sólo ha dejado fuera, aparte de a los lesionados, a
Andrés Iniesta.
En definitiva, un partido inútil, que no ha gustado a clubes -algunos con compromisos oficiales pendientes como las Supercopas de España y de Europa, como el Barça y el Sevilla- ni a jugadores ni aficionados. Pero que sirve a Villar para lucirse en los organismos futboleros internacionales, como UEFA y FIFA, en los que aspira a continuar su carrera cuando deje la Federación. ¿Impresentable este autogol en la meta de la Selección?. Corto nos parece el adjetivo. Muy corto.
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