No obstante, en la última semana las especulaciones apuntaban lo contrario. Fuentes gubernamentales anónimas citadas por la prensa china afirmaban que la solicitud del buscador fue presentada «tarde» y las autoridades estaban «tomándose un tiempo para seguir los procedimientos».
A principios de año, Google redireccionó el tráfico de la versión china de su sitio a Hong Kong y no censuró los resultados tras mantener una polémica con Pekín por ciberataques perpetrados a cuentas de correo de empresas, periodistas y disidentes chinos. Sin embargo, a finales de junio, el buscador empezó a cancelar los desvíos ante la advertencia del Gobierno chino de denegar el permiso de actividad.
Si el buscador da marcha atrás en su reto al régimen comunista, aceptando de nuevo la censura que impone Pekín, la credibilidad del buscador quedará en evidencia. Con 400 millones de internautas, el mercado chino es clave para Google, aunque de momento sólo represente una pequeña porción de sus 24.000 millones de ingresos anuales.
El potencial chino va más allá del negocio en las búsquedas: incluye redes sociales, comercio electrónico, juego online y telefonía móvil. Google apuesta por su plataforma abierta Android, y dos de las principales empresas de telecomunicaciones, China Mobile y China Unicom, ya ofrecen smartphones que funcionan con este sistema.