www.diariocritico.com
Cadena de errores

Cadena de errores

martes 15 de mayo de 2007, 00:36h

Hace unos días compartía con ustedes mi preocupación por aquello que sucedía como consecuencia de los tiempos electorales que corren.

Una cascada de denuncias cruzadas hacían de cada candidato un denunciante y un denunciado, nada de debates de ideas o proyectos surgían a la superficie.

El diálogo era y es el gran ausente. Los conflictos surgían y surgen como témpanos de hielo en medio del mar, escondiendo bajo la superficie problemas mayores de los que dejan ver.

Como niños durante un recreo,  “cada uno atiende su juego”, que según parece, nada tiene que ver con el juego de los otros.

Agotadas las denuncias y ante la indiferencia del electorado, la estrategia cambia: nada mejor que instalarse en el espacio de la víctima, del agredido, de aquel que quiere hacer y no lo dejan.

Otra vez la campaña muta su forma y todos luchan por ocupar el lugar de privilegio e inmolarse por sus “ideas”.

Esta peligrosa cadena de errores parece sostener en su extremo una pesada ancla que nos mantiene varados y nos expone a un mar embravecido que tal vez termine por hacernos naufragar.

Este fin de semana un tornado pareció sacudir a Río Gallegos, su nombre: Violencia, su causa: un clima inhóspito cargado de monólogos y vacío de diálogo.
La más grande de las verdades pierde valor al intentar imponerse por medio de la agresión.

Nada justifica un golpe como respuesta a un reclamo insatisfecho, por justo que lo sea.
Lamentablemente, por una vez algunos dejaron de “atender su juego” para compartir el de los violentos.

Podrán argumentar, cansancio, desesperanza, impotencia, nada justifica ese hecho aberrante que puso en el espacio de víctima a quien señalaban como victimario, cambiando de lugar y transformándose  en aquello que  denunciaban y por lo que, durante tantos días manifestaron estar en contra.

Esta cadena de errores fue construyéndose con desencuentros.

Esta cadena de errores terminó por encadenarnos a todos en una lucha estéril y violenta, donde cada uno mostró aquello que no quería sacar a la luz, sus propias miserias.

Estamos a tiempo de modificar el rumbo, de buscar el bien común en común, de despojarnos de la vanidad y con un baño de humildad ponernos al servicio de la patria que hacemos día a día esperanzados ciudadanos comunes con el único objetivo de legar a nuestros hijos un mañana mejor.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios