Poco a poco, sin hacer excesivos ruidos, el que fuera secretario general del PP y vicepresidente con Aznar, está decidido a regresar a la vida política, esta vez como candidato a la presidencia de la autonomía asturiana. Hace tiempo que desea dar este paso, pero no ha hallado todo el apoyo que hubiera querido de la dirección del partido, pese a lo cual, está decidido a dar el pasado y presentar su candidatura, sobre todo, porque cuenta con el apoyo de sus paisanos asturianos.
Hoy ha recordado El Confidencial que, cuando hace un año el ex vicepresidente Francisco Álvarez-Cascos se planteó su vuelta al ruedo político, no fueron pocos los que temieron por su regreso. Y algo o mucho de temor es lo que sigue habiendo en los despachos de Génova, donde Cascos parece "excesivamente arrollador"... La cúpula del Partido Popular nacional asume que su candidato en Asturias será Cascos, pero Mariano Rajoy todavía espera que durante el verano se produzca un acercamiento de éste a las filas populares de Gijón, el último obstáculo del candidato.
Los sondeos internos vaticinan que el PP podría ganar si apostara por el ex ministro de Fomento, aunque temen que no alcance la mayoría absoluta. Además, la entrada de un vitorino al ruedo podría traer victorias importantes, pero también cornadas para los más apoltronados. Según fuentes cercanas a Génova, durante la pasada Cuaresma se comenzó a estudiar la acogida en las encuestas de Cascos como candidato a la presidencia del Principado. Bien es sabido que Álvarez Cascos cuenta con grandes defensores, pero falta limar asperezas con sus fuertes opositores, como Pilar Fernández Pardo, que desde su cuartel general de Gijón intenta frenar las pretensiones de su ex compañero de sede. Precisamente fueron los desencuentros entre ambos lo que obligó a Cascos hace años a darse de baja en Gijón y trasladar su ficha de partido al madrileño barrio de Chamberí. Según cuentan en las altas esferas del PP, las conferencias telefónicas de Pardo con Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría son frecuentes. Las descalificaciones de la disidente sobre Cascos son continuas. Ella pide una renovación, pues considera que el barón de PP, a sus 62 años, es demasiado mayor para volver al terreno de la política, y defiende su propia candidatura como número uno por Asturias. "Tan solo le faltan apoyos y un currículum que demuestre su valía", ironizan sus detractores, que la acusan de haber perdido durante las tres últimas campañas electorales.
La relación de Cascos con la secretaria General del Partido no pasa por su mejor momento, aunque hay quien considera que Cospedal ha decidido mantenerse al margen de la decisión final. Por otra parte, la posibilidad de que algunos proyectos previstos se vengan abajo con el probable nombramiento de Cascos, ha hecho surgir un 'lobby' de empresarios que prefiere que las cosas continúen como están, según aseguran fuentes próximas al propio Cascos. Entretanto, el ex ministro no se ha pronunciado oficialmente, aunque sus insinuaciones no dejan espacio a la duda. Cascos ha iniciado una silenciosa reconquista del Principado, tras la espina que lleva clavada por su enfrentamiento con el ex presidente Sergio Marqués, que acabó con una escisión en el PP asturiano. Desde entonces el partido no levanta cabeza. Ahora el pre candidato Cascos está disponible y espera que Rajoy le ofrezca el puesto para erigirse como Pelayo en Covadonga. Cuenta con los apoyos de Esperanza Aguirre, Manuel Fraga, Alberto Núñez Feijóo, Luisa Fernanda Rudi, Javier Arenas, Ana Mato y Pedro Arriola, entre otros. Pero le gustaría contar con el apoyo decidido de quienes de verdad mandan en Génova 13, el propio Rajoy y su teniente Cospedal, que no terminan de ver con buenos ojos este "refuerzo aznarista" que se les viene encima, parece que sin remedio...