lunes 28 de junio de 2010, 22:50h
En la vida hay circunstancias que sólo las controlas con el paso del tiempo. Solamente cuando te haces mayor (ahora se dice que maduras), te das cuenta de quienes realmente han influido en tu existencia. Aparte de padres y demás familiares, a veces algunos tenemos la fortuna de encontrarnos con determinadas personas que han condicionado positivamente toda nuestra vida. Y ese es Antonio. Y decimos que es y no era, porque siempre estará en nuestro recuerdo.
Antonio, y Elvira, nos acogieron como recientes opositores en su casa. Con Antonio pasamos tiempo opositando, sufriendo y luego, gracias a nuestra tenacidad y a la suya, conseguimos labrarnos un futuro en nuestra carrera profesional.
Nunca olvidaremos los momentos duros que tuvimos que soportar. Estábamos preparados para ello; o mejor dicho: tú nos preparaste. Pero lo que realmente nunca olvidaremos son los bonitos momentos que disfrutamos junto a ti y toda tu familia.
Siempre estuviste a nuestro lado cuando te necesitamos. Nos diste todo el apoyo y consejos necesarios hasta que adquirimos independencia profesional para afrontar nuestros deberes con total garantía. Nos ayudaste y transmitiste serenidad en los momentos que nos hizo falta. Ante situaciones difíciles, todos aquellos a los que nos preparaste la oposición siempre decíamos lo mismo: llama a Antonio a ver que te cuenta. Parece que después de hablar contigo el problema desaparecía, porque a parte de aportar soluciones técnicas a los temas, hacías algo más: aportabas el imprescindible tono de sensatez que realmente muchas situaciones requieren.
Te debemos gran parte de lo que somos, profesional y personalmente. Porque contigo aprendimos a prepararnos como profesionales y como personas.
Queremos que estas pocas palabras reflejen la admiración, gratitud y actitud ejemplarizante que has inculcado en nuestras vidas. Podríamos contar miles de historias, pero lo cierto es que nunca te olvidaremos. Siempre serás nuestro MAESTRO.
Ana María García Sanz y Félix González Moro.