He vuelto a releer a Edgar Morin. Lo recomiendo. Me condujo a ello una de sus grandes propuestas: "Hoy en día, la batalla se libra en el terreno de la mente". Inmediatamente me pregunté: Usan la mente nuestros políticos?.
Al final del siglo XX el bienestar y el crecimiento económico parecían no tener límite. Ahora estamos ciegos ante el futuro. Hemos pasado de la euforia a al pesimismo y a la incertidumbre. Vuelve a aumentar la pobreza.
Pero contemplemos el siglo XX. Dos guerras mundiales, comunismo, fascismo, nazismo. Hiroshima. Pésima descolonización. ¿No es un siglo de crisis?
La globalización tenía que aportar un desarrollo integral que se ha convertido en una regresión total. La función política e ideológica deberán marcar el éxito o el fracaso futuro, eso si, dentro de una comunidad de destino, dentro de una época planetaria ya iniciada.
Esto no es fácil, el mundo debe auto-organizarse y claramente se está enfrentando a dos posibilidades, el enfrentamiento humano o la federación humana. Solo así se respetaran la originalidad y la singularidad frente a la omnipotencia.
España debería convertirse con urgencia en una federación, como Bélgica (Flandes y Valonia), Francia (Bretaña y Occitania), Italia (Norte y Sur) y un amplio etcétera para dar nacimiento a una Europa Federal. La idea ya la planteó Jean Monnet en 1943 en Argel: "No habrá paz en Europa si los Estados se reconstruyen sobre una base de soberanía nacional". Y aquí nos encallamos.
No parece que tenga éxito cara al futuro el Estado totalizante, providencial, asistencial, intervencionista, omnipresente y actuando mas como un ordenador que como un ser pensante, defendiendo cada palmo de poder tanto dentro del propio estado como fuera del mismo, sin pensar en una necesaria Unión Europea y teniendo como objetivo exclusivo el obtener el máximo beneficio de la misma.
Después de la agonía actual la humanidad debe renacer, no morir, y es la ocasión para que el coraje venza a la cobardía y la inteligencia a la necedad y reinventemos un sistema político más acorde con las necesidades y exigencias del momento. No es fácil aceptar una federación dentro de las actuales naciones y mas difícil es aun aceptar una federación dentro de un Europa que tiene sus fronteras marcadas en su genética política.
El euro fue algo excepcional pero solo un primer paso para una unidad económica común que queda lejos y para una unidad política que está, aparentemente, a años luz.
El espejo es siempre Estados Unidos donde la implantación de la federación se consiguió con una guerra. En Europa la guerra no se aprovechó para la federación, no era el momento, pero si lo es ahora y dentro de la paz y la democracia, solo falta sentido común y espíritu de supervivencia.
Leo en la prensa: Un nacionalista flamenco independentista y antimonárquico... ha sido llamado por el rey Alberto para iniciar consultas para la formación de un nuevo gobierno federal. Parece que, por fin, se empieza a imponer el sentido común. Que esperan S.M., Zapatero, Rajoy y otros?