domingo 13 de junio de 2010, 23:14h
Decía Albert Einstein que en los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento. Si aplicamos este pensamiento a Europa nos daremos cuenta que hoy tenemos necesidad de ‘inventarla’ o mejor re-inventarla, puesto que Europa viene a ser un animal mitológico que a lo largo del tiempo ya ha sufrido diversas metamorfosis y ahora se encuentra en un estado letárgico que indica que va a cambiar de piel. Los griegos inventaron la Democracia casera, tipo gaseosa, los espartanos la Tiranía draconiana, ideas ambas que han conformado los dos arquetipos fundamentales de Estado. Roma, pragmática y plagiaria, inventó la República y un Imperio disfrazado de democracia, mediante un Senado complaciente, escogido entre patricios y oligarcas. El tiempo ha transformado estas ideas fuerza en Capitalismo y Comunismo o Nazismo. Desaparecidos estos últimos, el Capitalismo se ha convertido en una maquinaria prepotente y salvaje, aunque no eficiente, llamada neoliberalismo, mediante un proceso de alquimismo financiero, que ha sometido a políticos y naciones. Para entendernos, se parece más a un despotismo económico que al despotismo platónico que representaba, con todos sus errores, un esfuerzo intelectual de racionalización y el sometimiento de la economía a la polis. La derecha tiende a ser darwinista y la izquierda utópica. Deberíamos intentar aplicar la dialéctica hegeliana para lograr la síntesis. Ello implica una urgente racionalización del sistema para adaptarse a la realidad humana actual. Como sostiene Umberto Eco, el poder actual no se define topográficamente, sino que mantiene una forma nebulosa, parecida a un ectoplasma, con capacidad para tejer una telaraña globalizada. Las epifanías de estas élites privadas son parecidas a los OVNIS. A veces aparecen misteriosamente en los cielos de Sitges (club Bilderberg) o toman la forma de Trilateral, Rand, FMI, la OCDE, el Banco Mundial… La tecnología ha dado más poder al poder, especialmente en armas y redes mediáticas. Friedrich Dürrenmatt advertía que ‘el mundo no ha cambiado por la política sino por la técnica’. En consecuencia estos arácnidos neoliberales han tomado el Poder. Según el diccionario las arañas son animales maravillosos que tienen en la boca un par de uñas venenosas y un ano que produce un hilo de brillante y resistente seda que utiliza para cazar a sus presas. Las Naciones y sus Presidentes de turno se han convertido en conceptos obsoletos. Simulan gobernar mientras atienden órdenes simultáneamente lanzadas desde organismos enigmáticos, ufológicos, e incontrolados cuya base doctrinal se halla en un descubrimiento científico revolucionario: el mundo no es redondo. Tiene forma de pastel con guinda incluida. Mientras cortan el pastel han descubierto que la ocasión la pintan calva y pueden practicar la antropofagia, es decir tragarse naciones con la soberanía recortada por la deuda externa, privatizar lo que va bien, nacionalizar lo que anda mal, y de postres adquirir a low cost empresas eficientes pero en estado de coma por la dieta crediticia. Esto nos recuerda demasiado el desembarco de los Chicago boys en Argentina, lo cual debe impedirse en Europa. Hoy, 500 multinacionales controlan el 52% del producto mundial bruto. Los beneficios de Exxon son superiores al PIB de Austria o los de Gral. Motors al de Dinamarca. Para las hormiguitas laboriosas, han creado un manual semántico inexorable. Nada de tratarlos de esclavos, súbditos, siervos o vasallos. Lo políticamente correcto es llamarlos ciudadanos que es lo mismo pero suena mejor. Hay que substituir las cadenas por un DNI si se quiere aumentar la productividad. Además de laboriosas esas hormiguitas deben ser virtuosas, austeras y no meterse en cosas que no entienden. Este saqueo neoliberal es una locura que va contra el mismo sistema capitalista, el cual solo puede sobrevivir volviendo al sentido común y a la racionalización. Empobrecer a países y personas, aparte del dolor causado, va contra las leyes del crecimiento económico.