A la directora de asuntos religiosos de la Generalitat, Montserrat Coll, no le gusta que el ayuntamiento de Lleida haya prohibido el burka y en niqab en edificios oficiales.
Para esta representante de lo políticamente correcto en materia de tolerancia religiosa, esta prohibición puede afectar a la convivencia.
Nosotros preguntamos: ¿Es mejor reglamentar esta cuestión ahora que son pocos los casos de mujeres totalmente tapadas -Carod Rovira habla de seis, aunque deben ser más- o cuando ya sean mil o dos mil? Esconder la cabeza bajo el ala o huir de la evidencia no hace perder elecciones pero no afronta los retos de una sociedad.