Con la Ley de Economía Sostenible, el Gobierno metía la tijera en unos 50.000 millones de euros para reducir el déficit en esa cantidad en cuatro años (lo que significa un recorte anual de unos 12.500 millones, supeditado a un pacto con las Comunidades Autónomas). Era francamente insuficiente, y en la pasada cumbre comunitaria se llegó a un acuerdo para meter mano en las partidas sociales, en este caso, en pensiones, y en los funcionarios. De ahí salió el anuncio del presidente del Gobierno de meter la tijera en los espinosos capítulos de pensiones y sueldos funcionariales, y en otros como la inversión pública, fundamentalmente, por 15.000 millones en dos años.
En total, el recorte calculado por el Gobierno alcanzaría una cifra total de 65.000 millones de euros en cuatro años.
Ahora bien, dado que a fecha de abril de 2010 el déficit está situado en unos 125.000 millones de euros (120.000 de 2009, más 5.600 en el primer trimestre de este año), la reducción hasta el 3 % debería alcanzar nada menos que un recorte de unos 90.000 millones de euros en cuatro años. Lo cual quiere decir que el Gobierno tiene aún que meter más tijeras para lograr arañar otros 35.000 millones de euros.
Son los cálculos que hacen reputados economistas, desde dentro de la política, como el equipo económico del PP que encabeza
Montoro, o del PSOE, pero también de reconocidos economistas como
José Barea o
Pedro Schwartz.
La pregunta, claro, es realmente inquietante: a partir de septiembre, ¿dónde va a meter mano el Gobierno para conseguir reducir esos 30 ó 35.000 millones adicionales que le faltan para recortar? ¿En Sanidad o en gastos sociales, que es la gran factura del Estado?
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